CXLIII. Variaciones locales de temperatura

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Apenas llegaron al apartamento, SeokJin gritó y le empujó contra una columna, devorando el aliento de protesta de Taehyung antes de que pudiera escapar. Taehyung le dejó; le arrancó la camisa a SeokJin, pellizcándole el ombligo como advertencia mientras intentaba meterle la lengua en la garganta sin ninguna delicadeza. Chocaron los dientes.

—Mierda —dijo SeokJin, riendo contra él en cálidas ráfagas de aire.

Taehyung no pensó en el lugar en el que estaban: el mundo era perfecto, se alineaba como las constelaciones del hemisferio occidental, estaba absorto. Mordió el labio de SeokJin juguetonamente.

—¿Quieres hacerlo en el sofá?

—Es lo que más me gusta hacer. Soy así de superficial.

—Brillante.

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