LXXIV. Dos hipótesis injustificables de la mecánica clásica

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La respuesta no llegó hasta que Taehyung ya estaba en la carretera, con el jeep abarrotado de los regalos de Navidad que había recibido y que quería llevar a su habitación en la residencia. El juguetón tintineo casi le hizo mover el volante hacia la orilla, pero se equilibró y se frotó los ojos en su lugar. Estaba un poco cansado. Después de haber hablado con el Sr. Kim la noche anterior (y haberle dicho tranquilamente que se fuera a la cama, que ya hablarían más tarde, que era mejor), pasó mucho tiempo pensando.

Era tentador sacar su celular y leer el mensaje, pero Taehyung se las arregló para no hacerlo. Necesitaba concentrarse para conducir.

A unos sesenta kilómetros del campus, Taehyung se detuvo para tomar un café. Comprobó el mensaje en la gasolinera: ¿Incluso ahora?

Con la lengua entre los dientes, Taehyung respondió con cuidado: Incluso ahora. Vuelvo al campus esta noche. ¿Cena + regalos de Navidad?

La cara sonriente que le fue devuelta inmediatamente era una buena señal. Taehyung frotó el pulgar sobre la pantalla del móvil, como si temiera que al bloquear el aparato todo eso desapareciera. No sucedió.

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