VII. El continuo espacio-temporal no es un continuo euclidiano

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Fue la reunión alumno-profesor más surrealista en la que Taehyung había estado.

Tampoco es como si él hubiera estado en muchas reuniones de ese tipo.

No estaba seguro de lo que esperaba de las "hamburguesas", pero el restaurante estilo americano que había elegido el señor Kim no le resultaba familiar. Tenía un letrero rojo brillante y pequeñas mesas azules que no eran lo suficientemente grandes para que se sentaran tres personas. Apenas era lo suficientemente grande para los codos del Sr. Kim y los libros de Taehyung. Se las arreglaron para acomodarse a pesar de eso, y hasta que llegó la comida, el señor Kim leyó secciones de su examen y exigió saber de qué literatura derivaban.

No era exactamente el motivo por el que se suponía que estaba aquí. A Taehyung no le importó.

—¿Y ésta? "El Sol se puso con un glorioso esplendor rojo, verde y oro; las estrellas aparecieron en el cielo y las luciérnagas remedaron su brillo en la tierra, de la misma manera que los hombres imitan débilmente la bondad de un orden de cosas superior".

—Charles Dickens.

—Oh —dijo el Sr. Kim, con los dientes atrapando su labio inferior. Sus ojos estaban muy abiertos detrás de sus anteojos, interesados de una manera que pocas personas tenían cuando se trataba de Taehyung. —Eso me gusta. Las luciérnagas y las estrellas y... esas cosas.

—Sí, a mí también.

—Bien, hay una que me gusta mucho y va así "dicen que cada átomo de nuestro cuerpo formó parte de una estrella. Quizá no me esté marchando, quizá esté yendo a casa". Me encanta. ¿Quién escribió eso?

Taehyung tosió, jugueteando con el popote de su té helado.

—En realidad, es de una película.

—¡Me encantan las películas! —cacareó el señor Kim, sus ojos se iluminaban como dos focos de LED. —¿Qué película?

—Gattaca.

—La agregaré a mi lista de próximas a ver.

—Está bien. Quiero decir, sí, debería hacerlo. Es buena.

—Sabes —dijo el Sr. Kim, hojeando el examen —me gusta mucho lo que escribiste, pero la física cuántica no tiene tanto que ver con las estrellas.

—Lo sé. Es que... usted parece tener una fascinación con ellas, así que... —Taehyung inclinó su popote hacia adelante y hacia atrás. Sentía la cara caliente. Estoy siendo completamente patético y desearía que esta silla me tragara ahora mismo, pensó.

—Deberías haber tomado mi clase de astrología. ¿Quieres cambiarte? Puedo hablar con el decano.

—Um.

—Qué tal esto: te quedas en física cuántica, para no molestar a los del departamento de escolar. Pero puedes centrarte en este tipo de cosas, sólo con la parte de física y ciencia, como un estudio individual, ¿de acuerdo?

—Yo no...

—¡Genial! Te enseñaré todo, para que puedas tener más noción del tema y también saber sobre lo que estás citando —terminó el Sr. Kim con entusiasmo.

Trazó una nota en su mano, que parecía más o menos un garabato, y si no fuera porque sus rodillas se tocaban bajo la diminuta mesa, Taehyung habría sentido que estaba sentado con un niño. 

Un niño adulto. 

Un niño que, cuando se inclinaba hacia delante, mostraba su garganta y la clavícula justo por dentro del cuello de la camisa. Así de cerca, Taehyung podía detallar mejor a su profesor.

Su labio inferior mordisqueado, las uñas mordidas, mierda, estaba seguro que debía tener una fijación oral, y eso le parecía fascinante a Taehyung.

Si alguien los miraba, pensó de repente Taehyung, podría parecer que se trataba de una cita. El señor Kim era bastante joven, rondaba por los 35 años, así que no era tan descabellado.

Tuvo que excusarse con su profesor, aquellos pensamientos lo estaban abochornando. Si se echaba suficiente agua fría en la cara, tal vez volvería la realidad.

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