CXXXIII. ds2=du2+dv2

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No se fue esa noche. Sentía que estaban llegando a una especie de bloqueo, o peor, a un puente que quedaba cubierto. En cambio, Taehyung no habló de irse y SeokJin no le dio un empujón, ni siquiera cuando el reloj marcó una hora después de la que SeokJin aún le dejaba volver solo al campus. En su lugar, SeokJin pellizcó el ángulo agudo donde la mandíbula de Taehyung se enganchaba bajo su oreja, zumbando contra él antes de decir: —Me voy a duchar.

En cambio, por primera vez, Taehyung se metió en la cama con SeokJin. En la cama de SeokJin.

Las sábanas y los colores brillantes. El olor de él, mezclado con el detergente de la ropa, y el crujido de los muebles. Taehyung los memorizó y trató de mantenerlos perfectamente pegados, en el tiempo y en la memoria, en el suspenso. Se acurrucaron el uno alrededor del otro, SeokJin en nada más que sus pantalones de pijama y una toalla que atrapaba lo peor de las gotas que caían en cascada por su cuello, y Taehyung en éxtasis.

—Me vas a volver loco —murmuró Taehyung, acostumbrado a su cercanía y a que ésta no fuera, no pudiera, desaparecer. Pasó los dedos por los húmedos mechones que se enredaban debajo de las orejas de SeokJin. Pensó en concertar una cita para cortarlo, una cita que no era la suya, y la magnitud de esa reflexión pasajera se abatió sobre él como un tren de mercancías.

SeokJin debió de sentirlo, una sacudida indefinida que arrancó la sangre de la membrana celular. Metió la cabeza debajo de la barbilla de Taehyung y lo sostuvo, con las manos firmes sobre un cuerpo cada vez más inestable.

—Odio que te vayas —dijo, contra la clavícula de Taehyung; cada sílaba se aplastó contra su piel, reempacada e impresa y bien gastada —Me meto bajo el edredón y miro mis estúpidas pegatinas, y lo único que pienso es en cómo sería ir a dormir contigo en mi cama. ¿Hablas mucho antes de dormir?

—Ni siquiera un poco —le dijo Taehyung.

—¿Cuántas almohadas?

—Una. Sólo una.

—¿En la espalda?

—Sí —dijo Taehyung. Sus palmas se deslizaron hacia abajo, chocando con los omóplatos y los restos nudosos de las vértebras de Jin, haciendo un balance de su amplitud. —Supongo que, cuando era más joven, me quedaba dormido mientras leía. Si estaba boca abajo, arrugaba las páginas del libro. Es más seguro estar de espaldas. Por los libros —añadió sin ganas.

SeokJin se rió contra el hueco de su garganta.

—Quédate esta noche —dijo.

—No.

—Sí.


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Han pasado muchas cosas estos últimos meses que mi tiempo se vio muy limitado, aun sigo en las mismas pero tenía estos capítulos en borradores desde hace como tres meses y decidí que es tiempo de que salgan a la luz. 🥹

Espero lo disfruten y perdonen la demora, pronto saldré de vacaciones y habrán actualizaciones seguidas. 🤍

Relatividad GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora