CXXVIII. Las ecuaciones de la transformación de Lorentz son válidas

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—Creo que es seguro decir que tenemos una relación seria —le dijo SeokJin la semana siguiente. Estaban sentados en la Sala de Conferencias después de las horas de trabajo, armando unos modelos de sistema solar maltrechos para el club de astronomía. Las piezas estaban dispersas entre ellos, y Taehyung estaba seguro de que había intercambiado accidentalmente Neptuno y Venus, pero SeokJin no hablaba y Taehyung no preguntaba.

—Um —dijo, distraído —creo que es justo decir que sí.

SeokJin parecía aliviado.

—Bien.

—¿Qué estás p...?

—Oh, es... estaba pensando en decírselo a mis mejores amigos, también.

Los ocupados dedos de Taehyung se detuvieron, la curva de Saturno pesaba en su palma.

—¿Te refieres a ChanYeol y Kai?

—Sí. ¿Está bien?

No lo está si me gusta que mi bazo se quede donde está, pensó Taehyung. Forzó una suave sonrisa.

—¿Seguro que se lo tomarán bien?

—Claro que lo harán —Había una tira de cinta adhesiva en el pulgar de SeokJin; la royó hasta que se le pegó a la boca. Luego la volvió a tomar entre sus dedos y la aplicó a una pequeña grieta en la base de la maqueta que estaba construyendo. —Les agradas mucho. Apuesto a que se alegrarán mucho por nosotros, sobre todo Kai. Le encantan los grandes romances. Su familia materna es italiana, ¿sabes? La primera vez que vio Love Actually, sollozó como un tonto y le regaló rosas a ChanYeol todos los días durante casi tres semanas. Tuve que comprar sus libros para el siguiente semestre, ¡ja!

No era Kai el que preocupaba a Taehyung, pero por un momento se vio sorprendido por la sinceridad de esa imagen. Se sintió cohibido; ¿había habido alguna vez en que sintiera algo tan profundo por alguien que lo moviera a ese tipo de pasión? Intentó imaginarse comprando flores silvestres a SeokJin cada día y se quedó en blanco. Imaginó, aunque nunca se lo habían dicho, que SeokJin probablemente era alérgico.

—Creo que ChanYeol lo desaprobaría —dijo por fin Taehyung, inquieto.

SeokJin le acunó la cara con sus largos y pegajosos dedos y le besó. Sólo una vez, sólo así.

—Entonces que se joda —le dijo a Taehyung —Sólo tengo la oportunidad de coincidir contigo una vez en este mundo, ¿sabes? No voy a dejarte pasar.

—Pero si...

—Dime cuando estés listo, entonces. No quiero que te sientas raro.

—No es eso —murmuró abatido; pero tampoco rechazó el salvavidas que le habían dado.

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