Capítulo 43

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Luego de pensar y debatir conmigo misma qué hacer a continuación, llegué a la conclusión de que no podía hacer nada. No sólo estaba lidiando con el Príncipe Heredero, sino que ahora mismo tenía el cuerpo de un moribundo, ni siquiera podía pararme por mi propia cuenta; básicamente era inútil.

Aceptado mi destino, decidí simplemente esperar a ver qué pasaba. Si Antek venía a verme tan pronto como volviera, igual lo sorprendería, algo así como: "Hola otra vez, ¿cómo estás? A mí me envenenaron y casi muero, ¿y tú?". Sorprenderlo con mi identidad o con por poco haber muerto, no había mucha diferencia.

Mientras tanto, debo concentrarme en lo que pasa ahora, por ejemplo: ¡La persona que intentó asesinarme!

Lennart dijo que lo había encontrado y, aunque creo saber de quién se trata, necesito asegurarme para estar tranquila y saber que hacer a continuación; si se trata de esa persona, aunque sea complicado pasarla de mi lado, lo haré. Mientras más personas talentosas estén de mi lado cuando llegue 'ese' momento, será mucho mejor para mi vida futura.

Con eso establecido, mi primera misión era lograr salir de esta habitación.

Nessa acaba de ir a evitar que Lennart matara a quienquiera que haya ubicado como hostil, una vez que vuelva le pediré que me lleve a verlo; no será sencillo convencerla, pero realmente necesito ir. En primer lugar, tengo que pensar en todas las excusas que ella podría encontrar, como la manera en que saldré si ni siquiera puedo mover un dedo...

Unos minutos después, tenía escritas todas las respuestas a los posibles impedimentos que mi querida hermana pudiera encontrar para evitar que me levantara; no importa que dijera, el día de hoy saldría de esta habitación y vería a mi agresor aunque fuera lo último que hiciera. De esa forma, mientras escribía el último de mis diálogos, la puerta se abrió de pronto, sobresaltándome.

La frase: [Quiero ir a], se quedó a medias, y la última letra quedó ligeramente disforme.

—¿Qué estás haciendo? Te lastimarás el cuello en esa posición.

Ya que no podía sentarme sin que cada músculo de mi cuerpo agonizara, simplemente coloqué el papel sobre mi estómago, tomé una pluma y, alzando mi cuello con todas mis fuerzas, luché para ver lo que escribía; estaba segura de que mi letra era espantosa, pero era necesario. Así que, luego de que Nessa me ayudara volver a recostarme, tuve que tomar el trozo de papel a medio escribir e hice mi mayor esfuerzo por completar la oración aun si no podía ver el resultado.

Una vez sentí que había terminado, alcé la hoja sin mirarla y simplemente se la mostré a la contraria al mismo tiempo que cerraba los ojos, esperando su respuesta y soportando también el dolor que el abrupto movimiento del brazo me causó. Sin embargo, el silencio se estableció en el cuarto a pesar de que ya habían pasado un par de minutos.

Confundida, abrí el ojo derecho para examinar la reacción de la castaña.

Contrario a lo que esperaba —un rostro indignado o molesto—, su reacción fue una expresión de desconcierto absoluto. Con una ceja levantada, analizaba mi nota como si de una antigua reliquia se tratara, como si dentro fuera a encontrar los secretos del mundo.

Me percaté de que algo debía estar mal en mi 'pedido de liberación', por lo que me decidí a ver que había escrito exactamente; al darle la vuelta al trozo de papel, me sentí profundamente avergonzada...No se entendía nada, era prácticamente ilegible. Con letras una sobre otra y a distancias diferentes, no podías notar el orden ni el significado del supuesto mensaje.

Pude sentir mi rostro calentarse y, para aliviar el dolor de mi humillación, presioné la hoja con fuerza formando una pelota y arrojándola sin cuidado; por supuesto, esta oleada de ira casi me costó el brazo, el cual, tras el movimiento repentino, cayó sobre la cama, sin vida. Levantarlo ya me carcomía el alma, pero haberlo usado tan rudamente detuvo brevemente mi corazón; no estaba segura de cómo no me desvanecí por el dolor.

No soy CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora