Capítulo 48

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Mientras charlábamos amenamente, la puerta se abrió de par en par con fuerza.

Nessa, la causante del repentino acto violento, entró tranquilamente y con una sonrisa a la habitación, contrariamente a su acción anterior. Como si nada hubiera pasado se sentó al lado de Daveth y nos miró alternadamente.

—¿Qué pasa? ¿No pueden continuar hablando conmigo aquí?

La inusual sonrisa amable me hizo sentir escalofríos, afortunadamente comenzaba a recuperar el control de mis sentimientos nuevamente, al perecer los viajes son mi debilidad; ya que por un segundo sentí que mis cejas se movían por mis cambios emocionales.

—Nessa, ¿por qué estás aquí? Creí haberte dicho que te quedaras para tratar con los invitados en caso de que algo sucediera. —repliqué en tono plano, sin verdadera indignación.

—Desapareciste con mi prometido, ¿qué esperabas que hiciera? —aun riendo, sostuvo con fuerza el brazo del hombre al lado suyo, cuya expresión se deterioró levemente.

Esta vez no pude evitar sonreír levemente.

—Vaya...su relación es realmente buena. —me burlé.

Mi hermana, sinvergüenza como siempre, no titubeó y asintió:

—Así es, nos llevamos muy bien. Hermana, sé que no conoces las reglas de la sociedad, pero... —volteando a mirar a Daveth, sus ojos se enfriaron completamente—. Tú si deberías saberlo, ¿no es cierto?

Su sonrisa se ensanchó y al mismo tiempo el rostro del futuro Duque palideció. Pude ver su manzana de Adán rodando de arriba abajo y sus labios abriéndose y cerrándose del nerviosismo.

—Querida, es mi culpa, me olvidé de ello cuando escuché lo que la marquesa tenía para decir.

Una mueca incómoda apareció en su rostro y no se fue, esperando a que la joven le cediera el perdón.

—Ah, ¿sí? ¿Y qué fue tan importante como para que no te importara que los demás comenzaran a murmuran sin escrúpulos sobre tu "interesante relación con las gemelas Le Vine"?

—¿Interesante? —sinceramente confundida, fruncí el ceño levemente e incliné la cabeza—. ¿A qué te refieres con eso? ¿Crees que alguien se haya enterado de lo que hemos estado planeando?

Ante mis palabras, la expresión de Daveth cambió a una que no pude descifrar, mientras mi hermana me miraba con una sonrisa aparentemente cálida que me dio escalofríos, el sentimiento de comprensión, como si mirara a una pobre tonta, parecía tan sincero que hubiera preferido que me viera con disgusto ante mi evidente ignorancia.

—Oh, hermana mía, ojalá pudieras conservar tu inocencia. —con la pena formándose en sus ojos y perforándome, evité su mirada—. Es una lástima.

—...Bien, cambiando de tema. Sobre el asunto del hombre que trató de envenenarme, Sir Daveth, le agradeceré que-

Interrumpiéndome, el peli plateado asintió y contestó como si comprendiera mis más profundos pensamientos.

—Lo sé, señorita Nain. No quiere que se lo mencione a Su Alteza, ¿cierto?

Viéndolo sonreír tan orgullosamente, por un segundo dudé en continuar con mi discurso truncado.

Finalmente, no tuve más opción que hablar.

—No, todo lo contrario, Sir. —una amplia sonrisa se expandió en mi rostro y pareció reflejarse en el de mi hermana, quien realmente leyó mi mente—. Por favor, informe al Príncipe del intento de asesinato contra mi persona con lujo de detalles. Del mismo modo, comuníquele que cuando la familia Le Vine 'confirme' al culpable no tenemos intención de perdonarlo.

No soy CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora