Capítulo 33

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Me arrojé a la cama y sentí como finalmente mi cuerpo se relajaba.

Este fue, en definitiva, el día más largo de toda mi vida, jamás pensé que un día pudiera durar tanto. Estaba cerca de amanecer.

—Creo que me estoy muriendo. —dije con la cara contra la almohada, de dónde apenas se escucharon mis palabras.

«Si este fue un día largo para ti, imagínate lo que fue para mí. ¡Hum!»

El sonido de su indignación me fue indiferente.

Sí, estuve a punto de perderlo, pero ya estaba de vuelta, ¿para qué pensar en ello de nuevo? No valía la pena preocuparse por algo que no sucedió.

«Bien, pero déjame decirte qué, si me extravío, tú ya no podrás estar junto a tu "Príncipe".»

—Sí, sí, cómo digas.

Restándole importancia, lo ignoré, tratando de dormir y olvidarme de todo. Pero, justo antes de poder entrar en la oscuridad de mi mente...

—¡Señoría! ¿Qué ha hecho ahora?

—Agh... —me quejé, al mismo tiempo que me retorcía en la cama.

—No me gruña, se supone que entraría a los círculos sociales, pero usted, ¡por los dioses! No puedo dejarla sola un minuto sin que se meta en problemas.

Suspirando, me levanté y me senté en al borde de la cama, mientras frotaba mi rostro.

—Bien, ¿qué quieres saber? ¿Qué pasó ahora para que estés tan alterada?

—¿Qué les dijo a las señoritas con las que estaba en la fiesta?

Levantando la mirada, la vi confundida.

—¿Señoritas?

—Sí, a las que les habló después de reunirse con el conde.

Inclinando la cabeza intenté recordar a que se refería, entonces una escena ridícula vino a mi mente, comprendiendo su preocupación.

No era exactamente algo porque carcomerse la cabeza, pero era cierto que no lo hice del todo bien...

Tras reunirme con el conde Ilse tuve que continuar con mi siguiente objetivo, de esa forma, regresé al salón principal, afortunadamente ya no pude ver, ni a los guardias que acompañaban a Lennart, ni al mismo Lennart, así que me mantuve tranquila.

No obstante, mientras caminaba, fui interceptada por dos mujeres desconocidas con otras cinco damas detrás de ellas.

—Su Señoría, finalmente podemos verla, queríamos hablar con usted, pero simplemente no nos daba la oportunidad.

—Bueno, tuve algunos negocios que atender. —respondí a la primera joven que me dirigió la palabra, escondiendo el hecho de que no tenía idea de quién era.

Mi siguiente misión iba sobre ruedas sin siquiera proponérmelo.

—Sí, pudimos verlo, su Señoría es tan popular~.

—No diría eso, más bien es que estoy muy ocupada debido a mi nueva posición, señorita Vortem. —con una ligera sonrisa, le contesté cortésmente.

Al fin había recordado quién era, gracias Shiela, valió la pena aprender el nombre y rostro de los nobles hasta que me sangrara la nariz.

—Ah, sí, por supuesto.

Pareció sorprenderle que supiera su identidad, dado que su voz titubeó ligeramente.

—Jaja, no les tome importancia a las palabras de Lady Vortem, se emocionó un poco al ver al Duque Balwant ponerle atención a una mujer.

No soy CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora