Todos alguna vez han escuchado el cuento de Cenicienta, ya saben ese dónde la chica es huérfana de madre, su padre se vuelve a casar con una horrible mujer que trae con ella dos horribles hijas, el padre muere y la chica es tratada de la peor manera por su madrastra. Un día hay un baile en el castillo al que quiere asistir, su hada madrina la ayuda a ir y conoce a un príncipe, se enamora y pierde su zapato de cristal en el proceso de escape, mismo zapato con el que príncipe la encuentra, se casan y son felices para siempre. Ya saben el clásico final de cuentos de hadas.
Bueno esto no tiene nada que ver.
Soy Nain, hermana de Nessa, hija de Zaira y Kahil Loughty. Mi padre era dueño de una fábrica de papel, por lo tanto, disfrutábamos de lujos increíbles a pesar de ser plebeyos sin ningún tipo de título, pero hace dos meses mi padre murió y con él su fábrica. Por otro lado, mi madre no podía perderlo todo e intentó mantenerse fuerte para poder sacarnos adelante con el dinero que había quedado, sin embargo, es mala para administrar el dinero y éste se acabó en poco tiempo.
Ahora estamos en un carruaje con todas nuestras pertenecías rumbo a la casa de un hombre, hombre que ahora se había convertido en mi padrastro.
Con el fin de cuidarnos como es debido, mi madre aceptó la propuesta de matrimonio de un conde, él vive en el reino de Tryon acompañado de su hija.
Para ser sincera, al enterarme de la muerte de mi padre no me sentí triste, él nunca estaba en casa y nunca lo veía, como si no existiera. Ahora que no está no hay ninguna diferencia a como era antes, si lo pienso bien creo que ni siquiera le quería.
Mientras me sumergía en mis pensamientos llegamos a la casa de aquel hombre que se había convertido en mi nuevo padre, de aquella gran mansión salió una joven esbelta, cabello rubio, ojos verdes y tez clara; era hermosa, como una de esas princesas que protagonizan los cuentos de hadas.
La chica sonreía mientras veía como una por una bajábamos del carruaje.
Primero mi madre, vestida con un largo vestido escarlata, maquillada hasta los huesos y con una intensa mirada enjuiciadora. Posteriormente, mi hermana, con un vestido color rosa pastel abombado, y al igual que mi madre, profundamente maquillada, su cabello café chocolate ondeó al viento una vez bajó del carruaje, dándole un aura intimidante, al menos para mí.
Al final salí yo, que a diferencia de mi madre y hermana llevaba un pantalón negro y una playera blanca, mi cabello negro corto no ondeó por ciertas razones bastante claras.
—Vaya, pensé que mi papá había dicho que eran dos chicas.
La suave voz de la rubia resonó en mis oídos y al mismo tiempo me causó una mueca.
—Por eso te dije que vistieras correctamente Nain, de por sí con ese cabello ya pareces un chico. —me miró la otra chica, burlándose.
—No es asunto tuyo como me visto, Nessa.
Pasé de largo a todas las presentes y entré a la casa topándome con un hombre, era alto y de cabello rubio, por el que casi no se notaban los blancos cabellos que comenzaban a brotar por la edad y a diferencia de su hija él poseía ojos cafés, los cuales al verme hicieron brotar una sonrisa de la boca que asomaba bajo ese bigote y barba abundantes.
—¿Dónde está mi habitación?
—Arriba, a la izquierda y al fondo.
Caminé rápidamente hacia donde me indicó sin dejarlo decir nada más y una vez que estuve en la habitación indicada los oí charlar.
—Haz de disculparla, ella es una chica de pocas palabras, aún antes no salía mucho de su habitación o de la biblioteca de la casa.
—No te preocupes, es interesante ver a alguien de su edad tan interesada en los libros, será refrescante.
ESTÁS LEYENDO
No soy Cenicienta
Teen FictionTodos conocen el cuento de Cenicienta, ya saben esa historia sobre una niña estúpida que no sabe defenderse de su madrastra y hermanastras, y que, por ser tan amable, el cielo la recompensa con la fortuna de un príncipe. Siempre pensé que era realm...