Capítulo 51

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Acercándome paso a paso al altar, sintiéndolo como una eternidad, al fin tuve en mis manos la pluma. El objeto usado sólo para escribir en el Gran libro tenía que ser evidentemente extravagante, pero por eso mismo era sumamente incómodo sostenerlo.

Le llamaba pluma, pese a que no se trataba del moderno instrumento de escritura, sino de, literalmente, una pluma de ave. Las barbas de un blanco puro la hacían combinar con el Templo al que pertenecía, aun así, lo realmente impresionante en ella eran las raíces doradas que salían desde la punta y se extendía por todo el cuerpo.

Por esas raíces se hizo imposible sostener adecuadamente la pluma sin que dolieran los dedos.

Con estos pensamientos, sumergí la punta en el bote de tinta, enraizado tal como su compañera, y me dirigí al lugar en que el Papa me indicó que escribiera mi nombre.

[Nain Le Vine Bellrose]

Al finalizar, las palabras escritas con tinta negra se iluminaron e ipso facto su color cambió a dorado. Me sorprendió tanto que estoy segura de que mi expresión cambió por al menos un instante.

Devolviendo entonces la pluma al Papa, antes de que pudiera dar la vuelta y posicionarme al lado de mi hermana, el chirrido de las puertas del Templo abriéndose resonó en el silencioso recinto. Inevitablemente todos los presentes voltearon la mira hacia la entrada, escuchando la voz apresurada del anunciador, presentando al hombre que caminaba —o más bien trotaba— por el pasillo.

Debido a su sorpresa, el anunciador no pudo evitar tartamudear.

—¡Entra su alteza el Príncipe Heredero, Antek Tryon Hawk! ¡Inclínense!

Para cuando hubo terminado de mencionar la llegada del inesperado invitado, el susodicho ya había llegado al final del camino.

Por otro lado, pese a saber que Antek vendría al enterarse de la ceremonia, no pude evitar estar nerviosa. Me encontré desconcertada al verlo acercarse paso a paso hacia mí, y ese terror aumentó una vez lo tuve frente a mí, mirándome a través de la máscara; de tal manera que por un segundo tuve la necesidad de comprobar que aún la tenía puesta.

Respiré profundamente, tratando de calmarme; no obstante, antes de poder exhalar lo más silenciosamente posible para que la persona frente a mí no notara mi nerviosismo, mi brazo fue jalado, atrayéndome hacia el contrario.

El jadeo sorpresivo de los presentes resonó en el antes silencioso Templo, mezclándose con el mío.

Puedo jurar que incluso escuché a mi madre y al Emperador sincronizarse para gritar un desconcertado: "Pero ¡¿qué...?!"

Antek no se excedió y únicamente sostuvo mis hombros con fuerza, como si tratara de que no escapara. Sin embargo, la forma en que se dirigió sin dudarlo hacia mí ignorando al Emperador y al Papa, en conjunto con la intensa mirada en sus brillantes ojos dorados, hizo que los presentes no pudieran evitar que su imaginación volará; no los culpaba, si no fuera por el objeto que cubría mi rostro, todos podrían ver lo sorprendida que estaba por su repentino acto.

—Querida, al fin nos vemos otra vez.

—...Antek.

—¿Qué pasa con tu voz? Bueno, no es importante. —estableciendo algo de espacio entre los dos, finalmente dirigió su atención hacia el su padre y el Papa—. Fui impertinente, me disculpo; Antek Tryon Hawk saluda a su Majestad y su Santidad el Papa.

—Príncipe, ¿qué significa esto? —el Emperador se levantó de su asiento y cuestionó con el ceño fruncido a su hijo.

A juzgar por su semblante, parece que la exclamación que escuché con anterioridad no fue mi imaginación. El Emperador debe estar muy sorprendido, no creo que luego de todo lo sucedido no sepa ya mi identidad.

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⏰ Última actualización: May 15 ⏰

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