Capítulo 50

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Dos días después de ganar finalmente la lealtad de Emrys, se llevó a cabo su ceremonia de investidura en presencia de una pequeña multitud, siendo en su mayoría caballeros que apenas alcanzaban la decena. La locación era la pequeña capilla a un costado de la mansión.

—Osman Emrys Beffa Treacher, en presencia de la Diosa Erwen y de la marquesa Le Vine, haga su juramento. —dirigí la ceremonia como era tradición.

El hombre, hincado un escalón por debajo de mí, contestó:

—Yo, Osman Emrys Beffa Treacher realizo este juramento sagrado frente a la Diosa Erwen y la marquesa Le Vine.

—La marquesa Nain Le Vine Bellrose acepta su juramento. —extrayendo la espada de la vaina que me ofrecía Lennart, la extendí sobre la cabeza de Emrys—. Osman Emrys será la espada que protegerá el pilar de Le Vine; siempre leal, cumplirá su deber y protegerá a los débiles como un escudo inquebrantable y una espada invencible.

—Bajo la mirada de la Diosa, juro servir como un fiel caballero de la marquesa Le Vine y cumplir sus órdenes.

—Con la Diosa como testigo, yo, Nain Le Vine Bellrose, marquesa de Le Vine, te nombro caballero y te confiero esta espada, otorgándote el título de vice capitán. —moviendo la espada de un hombro a otro, finalicé colocando el filo en su frente para posteriormente tomar el arma con ambas manos y ofrecérsela.

El hombre, todavía mirando al suelo, extendió sus manos para tomar la espada.

—Acepto con honor el título que se me ha conferido. —al terminar, la espada fue posicionada verticalmente frente a él.

De esa manera, cumpliendo con todas las formalidades propias de una familia noble, Osman fue nombrado vice capitán de los caballeros de Le Vine sin inconvenientes.

Pude haberlo convertido en capitán, pero entonces, cuando abandone el marquesado, habría un gran agujero en las tropas. Por ello, decidí únicamente darle una posición intermedia; de todas maneras, él siempre estará siguiéndome y no necesitará relacionarse con nadie en la mansión, al menos vinculado con su trabajo.

Aun así, contrario a mi percepción del hombre, pronto se integró con casi todo el personal. No sé si era tan bien recibido porque sabían que antes de volverse mi persona casi me mata o por su gran carisma; sólo esperaba que fuera la segunda opción.

Sin pensar en ello, envié por correo la última carta de mi plan.

En ella, solicitaba al Emperador una ceremonia para completar el registro del Gran Libro, tanto para mi familia como para mí como marquesa. Se escribía sutilmente en ella que esta debía ser ejecutada a la mayor brevedad.

Aún me daba algo de vergüenza tratar al Emperador de esa forma, pero el marqués normalmente le hablaba en ese tono debido a sus capacidades y el conocimiento de que el Imperio no podía prescindir de él. Básicamente, Fausto y sus antecesores consideraban al Emperador del Imperio un lindo adorno que se encargaba de las cosas molestas.

Para evitar ser descubierta de inmediato, tuve que seguir este patrón de osadía.

Aún me preguntaba cómo enfrentaría a mi 'futuro suegro' cuando nos encontráramos cara a cara más tarde. Ciertamente sería vergonzoso, por lo que decidí no pensar en eso ahora: Que mi yo del futuro se preocupe por ello.

Mientras esperaba una respuesta del Palacio, me encargué de todo el papeleo sobrante, tanto del marquesado como del proyecto de iluminación, dejando todo en orden para mi sucesor. No pasaron más de 3 días para que una carta del Palacio llegara, informando que la "Ceremonia de Registro" se llevaría a cabo en el Templo de la Diosa Erwen en una semana, contando con la presencia del Emperador e incluso el Papa.

No soy CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora