De alguna manera había terminado recostada sobre sus piernas, mientras él acariciaba mi cabello; un sentimiento de nostalgia me invadió en algún momento causando que pequeñas lágrimas salieran cada cuando de mis ojos.
— Entonces... ¿te sientes mejor? —sin mirarlo asentí mientras mordía mis labios, él solo sonrió a la vez que limpiaba la lágrima que recorrían mi rostro —. Me alegra poder ayudarte...pero me gustaría ayudarte más.
— ¿A qué te refieres? —me levanté sentándome correctamente.
— No sabemos nada del otro, a pesar del tiempo que hemos pasado juntos, que no ha sido demasiado en realidad, lo que quiero decir es... —sostenía sus cabellos casi con desesperación —, sé que no te gusta mucho hablar de ti o tus sentimientos, pero realmente me gustaría conocerte para ayudarte en momentos como este, realmente quisiera ser parte de tu vida. —hablaba realmente rápido.
— ¿Qué hay de ti? Tampoco sé nada sobre ti, además de tu nombre. —me miró y entonces también se acomodó.
— Bueno, mi nombre es Antek, no tengo hermanos, mi madre murió cuando tenía 8 años, no me llevo muy bien con mi padre, así que por eso a veces escapo de casa y me quedo en aquella cabaña que viste la última vez, he vivido en Tryon toda mi vida y no he salido del Imperio nunca, tengo 20 años y quiero conocerte mejor. —su mirada decida me hizo reír, la manera en que resumió su vida en un instante me sorprendió, fue de alguna manera gratificante.
— De verdad tú...eres increíble. —limpié correctamente mi rostro de algunas lágrimas que aún salían —. Bien, mi nombre es Nain, tengo una hermana gemela a la que no me asemejo en nada, recientemente nos mudamos a Tryon hace casi seis meses debido al deceso del esposo de mi madre, quien se casó con mi padre...además él dejó una chica atrás, mi hermanastra, con la cual no me llevo muy bien, ha y tengo 18 años.
— Espera, me perdí. —de repente el castaño estaba sosteniendo su rostro como si intentara ordenar todo lo que había escuchado —. ¿El primer esposo de tu madre quien fue? ¿Tu padre o ese otro hombre?
— Verás...mi árbol genealógico es un lío. —podía ver como sus ojos brillaban de emoción, quería que le contara todo de mí.
Tras un suspiro me recosté en el pasto y comencé a relatar todo, como desde pequeña mi madre odió mi apariencia y trató de ocultarla para parecerme más a Nessa, mi mala relación con mi padre biológico al que no reconocía como tal y la manera en que Fausto se había ganado ese lugar con creces. Por supuesto las lágrimas no pudieron faltar al recordar ciertos momentos, de verdad, llorar comienza a hacerse una costumbre.
— Ya veo, por eso eres así de retorcida.
— Oye, ¿de qué hablas? —golpeándolo en el brazo él cayó sobre el pasto dramatizando la situación —. Que niñita. —soltó una gran risa.
— Tu vida ha sido tan dura como la mía. —lo miré con algo de compasión.
— Dijiste que tu madre murió cuando tenías ocho años, ¿qué pasó? Supongo que tiene que ver con tu odio hacia tu padre.
Se quedó callado un tiempo sin quitar la sonrisa de su agradable rostro, parecía tan sereno y en algún punto pensé que no me contaría nada, realmente me sorprendió cuando comenzó a relatarme su historia.
— Mi padre no desposó a mi madre por amor, fue más un acuerdo por beneficio mutuo, él no veía a mamá como nada más que un estorbo entre él y la mujer que amaba de verdad, y cuando yo nací ese odio se intensificó, él jamás fue a verme voluntariamente, no me quería. Y cuando mi madre murió, él...obligó al mundo a olvidarla.
El dolor es un horrible sentimiento, el cual los humanos convertimos en lágrimas para sacarlo de nuestro cuerpo, sino lloras entonces el dolor se vuelve ira, frustración, porque contienes tus emociones, entonces, terminas como yo, amargada.
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No soy Cenicienta
Teen FictionTodos conocen el cuento de Cenicienta, ya saben esa historia sobre una niña estúpida que no sabe defenderse de su madrastra y hermanastras, y que, por ser tan amable, el cielo la recompensa con la fortuna de un príncipe. Siempre pensé que era realm...