- Hablando
- Pensamiento
- Charla interna
- Hechizos
Esta historia es un Fanfic sin ánimo de lucro, los personajes, escenarios y demás corresponden a sus legítimos propietarios
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La sorpresa de la cara de Minerva McGonagall era bastante evidente, Harry James Potter Evans, el niño que sobrevivió, el niño que había dejado en aquella casa de Privet Drive y con los muggles más horribles que no había tenido el gusto de vigilar, por fin había aparecido y se encontraba delante de ella. Ya habían pasado varios días desde que la directora adjunta de Hogwarts había enviado la carta de admisión al hijo de James y Lily Potter y que este no contestase o que al ir a buscarlo el semigigante, Rubeus Hagrid, el niño no estuviese en la casa y que la misma pareciese abandonada era una situación muy preocupante.
McGonagall había presentado sus quejas delante del director de Hogwarts, Albus Dumbledore, pero el anciano no parecía estar muy preocupado por el niño, más bien parecía estar completamente seguro de que el niño estaba a salvo y bien por lo que le dijo a la mujer que no se preocupase por él y que cumpliera su deber guiando a la nueva alumna hija de Muggles.
- Viejo hurón... - pensó McGonagall. - Ya sabías que el niño se encontraba aquí, seguramente el Tom o alguno de tus numerosos "amigos" ya te habría informado que el niño se encontraba aquí y no tuviste la decencia de decírmelo... Ya verás cuando te vea, me las vas a pagar... - eso último lo pensó la profesora con una sonrisa.
- ¿Profesora McGonagall? - preguntó Harry mirando a la anciana que parecía haberse quedado absorta en sus pensamientos. - ¿Ocurre algo?
- No, no ocurre nada, señor Potter. - dijo la anciana con seriedad y mirando los verdes ojos de Harry, los ojos de Lily. - Aunque a decir verdad, me extrañaba que no hubiese contestado a la carta de admisión a Hogwarts que el enviamos hace unos días, señor Potter. Le enviamos más de una decena de cartas por lechuza esperando que alguna de ellas le llegase y que nos mandase su confirmación de asistencia a la escuela.
- La verdad, profesora. - dijo Harry con la mano detrás de la cabeza y con una sonrisa vergonzosa. - Las cosas no han ido muy bien últimamente... ¿Qué digo? Las cosas nunca me han ido bien desde que empecé a vivir con esos monstruos con forma humana.
Viendo la sorpresa de los señores Granger, su hija y la profesora, Harry comenzó a relatar sobre su vida con su ex-familia, sobre los distintos maltratos tanto físicos como psicológicos a los que se vio sometido por un bruto y una estúpida envidiosa que no pudo dejar su orgullo atrás. Las caras de los presentes por cada herida, cada golpe, fractura o falta de alimentos que relataba Harry provocaba que se reflejasen diferentes emociones en cada uno de ellos. Tanto Hermione como su madre tenían los ojos cristalinos y dando la sensación de que comenzarían a llorar dentro de poco, el señor Granger tenía cerrados los puños de la ira, el era padre y no toleraba que se le hiciese daño a un niño fuese la razón que fuese y la profesora McGonagall mostraba un enorme arrepentimiento al no haber intercedido por la señora Bones para que valieran sus derechos como madrina y que así criase al joven Potter.
- Y desde entonces vivo en una de las habitaciones del pub y gracias a la amable señora de la tienda de pociones y a una doctora del hospital San Mungo he estado siguiendo un tratamiento que me ha permitido recuperarme casi al completo.
- Yo... - dijo Hermione mirando el libro cuyo título rezaba: "Vida del niño que sobrevivió, Harry Potter" para después arrojarlo a la chimenea, levantarse y abrazar al chico mientras las lágrimas salían de sus ojos. - Lo siento, Harry, lo siento mucho. Creía que al conocerte serías alguien heroico como decía ese libro, pero ahora veo que la realidad era muy diferente... Siento todo lo que has pasado.
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El Mago Rojo y Blanco
FanfictionHarry Potter era un niño que vivía con sus tíos y su primo en el número 4 de Privet Drive, este nunca fue querido por esa parte de su familia quienes no desaprovechaban una oportunidad para hacerle sufrir. Pero... ¿Qué pasaría si un día esos maltrat...