Harry Potter era un niño que vivía con sus tíos y su primo en el número 4 de Privet Drive, este nunca fue querido por esa parte de su familia quienes no desaprovechaban una oportunidad para hacerle sufrir.
Pero... ¿Qué pasaría si un día esos maltrat...
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La noche del día siguiente de la finalización de los TIMOS se convirtió en una auténtica fiesta para todas y todos lo alumnos de quinto año de Hogwarts quienes sentían que por fin podían relajarse después de todo aquel titánico esfuerzo de haber tenido que estar preparando unos exámenes de los que podía depender su propio futuro. No faltaron la muestra de los fuegos artificiales de parte de los gemelos para animar a los presentes quienes solo gritaban y aplaudían ante aquel espectáculo de luces.
- ¡Esperamos que os gusten estas muestras de nuestros productos! - dijo Fred quien volvió a encender otro cohete y con este disparado hacia el cielo. - ¡Porque esta es solo un pequeño incentivo de lo que vosotras y vosotros, mis queridas brujas y mis queridos magos podréis conseguir!
- ¿Y donde podréis conseguir nuestros artículos de broma y de fiestas? - dijo George sacando unos caramelos que al comerlos provocaron que varios Slytherin (entre ellos Crabbe, Goyle y Zabini) sintieran que tenían que irse al baño a toda prisa. - ¡Os presento el verdadero terror que supera al imbécil de Voldy! ¡Los productos de Lord Kakadura, perfectos para causar estreñimiento para saltar clases como para usar contra el abusón que os robe los dulces!
- ¡Os presentamos nuestra tienda que abrirá próximamente en el Callejón Diagon, Sortilegios Weasley! - dijeron a la vez los gemelos y con fuegos artificiales mostrando una enorme W en el cielo nocturno. - ¡Proveedores de diversión, defensa y espectáculos! ¡No olvidéis decirlo a vuestros amigos y familiares! ¡Venid a nuestra tienda!
- ¡Señores Weasley! - dijo McGonagall quien venía a toda prisa y con cara de enfado. - ¡No huyan y vuelvan aquí! ¡No voy a permitir que usen sus productos en este colegio! ¡Les voy a enseñar a no desperdiciar su tiempo en estas cosas!
- ¡No nos arrepentimos de nada! - dijeron los gemelos sacando sus alas de dragón y elevándose hacia el cielo en dirección al campo de Quidditch.
- Estos dos... - dijo Harry riendo al ver como McGonagall intentaba detenerlos lanzándoles hechizos. - ¡Mis futuros cuñados son de lo que no hay! ¡Los mejores bromistas que he podido conocer en mis 2 vidas!
- Ufufu... - dijo Akeno quien abrazó a Harry por la espalda y con esta apoyando su mejilla con la del chico. - Debo admitir que no pensaba que esos fueran a ser tan divertidos, Harry-kun, aunque tampoco puedo esperar a que tengamos la misma diversión que tuviste con Rias hace poco. - dijo Akeno mordiendo un poco la oreja del chico y provocando que aquellos más cercanos a Harry entendieran lo que decía la chica.
