Harry Potter era un niño que vivía con sus tíos y su primo en el número 4 de Privet Drive, este nunca fue querido por esa parte de su familia quienes no desaprovechaban una oportunidad para hacerle sufrir.
Pero... ¿Qué pasaría si un día esos maltrat...
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Nos encontramos en Kuoh, más específicamente en la calle donde se podía divisar una enorme mansión de varios pisos y que destacaba de las casas vecinas enormemente debido a su estética que mezclaba tanto lujo como clase. Sin embargo, la mansión Hyodou o como se la conocía por parte de los vecinos de la ciudad, "la mansión encantada" no era nada más que un enorme casa que ahora parecía que se caía a pedazos y en cuyo interior se hallaban la comidilla del barrio y de la ciudad, la familia Hyodou.
- No me explico como es que no derriban esta casa teniendo en cuenta el terrible estado en que se encuentra. - dijo una chica de pelo castaño, peinado en coletas y con el uniforme de Kuoh. - La misma tiene grietas por todas partes y si sigue así al final se caerá provocando daños a las de los vecinos.
- Yo tampoco lo entiendo, Murayama. - dijo un chico con gafas. - Desde hace tiempo se rumorea que los Hyodou han perdido la cabeza y más desde que estos tuvieron aquel accidente de coche. No dejan de ir por la ciudad hablando entre susurros y con los mismos hablando sobre que buscan a su hijo.
- Todos sabemos esa historia, pervertido. - dijo otra chica con un poco de broma. - Al parecer los Hyodou tuvieron varios hijos a lo largo de los años, pero parece el que más les afectó su muerte fue el último.
- Mi madre dice que el chico murió al año de nacer y que los mismos parecieron refugiarse en el dinero gastándolo como si no hubiera un mañana. - dijo otro chico con el pelo rapado. - Pero lo más preocupante es que se ha visto a la señora de la casa en los parques y quedándose viendo a los niños con una expresión que mezcla sonrisa con arrepentimiento...
- Deberían llevarlos a un psiquiátrico de una vez. - dijo una vez más Murayama. - Me preocupa que un día se lleven a un niño y le hagan daño... ¡Maldita sea! ¡Se nos hace tarde! ¡Vamos!
- ¡Mierda! - dijo Motohama al lado de Katase. - ¡Será mejor que nos demos prisa si no queremos que nos castiguen por llegar tarde...! ¡AIKA! ¡¿VIENES?!
- ¡Si, ahora mismo voy! - dijo Aika Kiryuu parada delante de la entrada de la mansión Hyodou y con la misma apretando sus puños mientras miraba la mansión con odio. - Tendríais que haber muerto vosotros... Issei no se merecía lo que le hicisteis... Espero que os pudráis en lo más profundo del infierno cuando muráis, bastardos.
