Harry Potter era un niño que vivía con sus tíos y su primo en el número 4 de Privet Drive, este nunca fue querido por esa parte de su familia quienes no desaprovechaban una oportunidad para hacerle sufrir.
Pero... ¿Qué pasaría si un día esos maltrat...
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Harry despertó al día siguiente en la enfermería, mientras este se incorporaba en la cama le vinieron los recuerdos de lo que ocurrió el día anterior y como este había peleado contra Tiamat delante de todo el mundo revelando no solo la existencia de sus Sacred Gears, también que Ophis había sido revelada como la diosa dragona del infinito. Harry no pudo evitar pensar en lo que estaría pasando Ophis y como le estaría tratando la gente al ver que ella no era una simple estudiante más.
- Buenos días, chico guapo. - dijo una voz que venía de una de las sillas que se encontraban al lado de la cama de Harry. - Veo que por fin te has despertado, aunque me sorprende que no durmieras más teniendo en cuenta esas heridas que tenías cuando te trajeron aquí.
- Hola, Nymphadora. - dijo Harry sonriendo para después bajar la cabeza. - Supongo que estarás enfadada por haberte ocultado lo que podía hacer y la pelea que tuve. ¿Verdad? Lo siento, pero les prometí a mis amigos que no hablaría sobre ellos hasta que ellos mismos lo desearan o no tuviésemos más remedio...
- Harry. - dijo Tonks sentándose en la cama y poniendo la mano en la cara del chico. - No estoy enfadada por haberme ocultado a Ddraig y Albión, lo entiendo, de verdad que sí. Protegías a tus amigos y eso hace que esté orgullosa de ti, además, Ophis y las demás me lo han contado todo... Incluso lo de tu vida anterior. - Harry miró sorprendido a Tonks a los ojos, pero ella le sonrió. - Pero eso no va a hacer que te ame menos, chico guapo, sigues siendo el mismo Harry que amo y con el que deseo casarme algún día. - dijo Tonks besando al chico. - ¡Aunque debo decirte que esa pelea ha sido lo más emocionante que he visto en toda mi vida! ¡Fue increíble! ¡Sin embargo, quiero no me guardes más secretos! ¡¿De acuerdo?!
- Te doy mi palabra, no solo como Harry James Potter Evans, también como el hombre que te ama y como dragón, Nymphadora. - dijo Harry besando a la mujer y con ella correspondiendo a la vez que se abrazaban.
Ambos iban a seguir besándose, pero un sonido proveniente de la entrada de la enfermería provocó que ambos se separasen avergonzados, sin embargo, Dumbledore solo pudo sonreír al ver la felicidad de Harry al lado de la aurora. Dumbledore no diría nada con respecto al compromiso entre Harry y Tonks, sin embargo, el anciano solicitó a Harry que se vistiese lo antes que le fuese posible ya que era hora de que ambos charlaran y más delante de varias personas.
- Profesor Dumbledore... - dijo Harry. - Dígame una cosa y sea sincero, por favor. ¿Me encuentro en problemas?
- No, muchacho. - dijo Dumbledore mientras Harry y él iban caminando hacia el despacho del anciano. - Pero tampoco puede decirse que estés libre de alguna clase de investigación o restricción, eso que hemos visto en el estadio de la prueba y más la revelación de la señorita Ouroboros hace que lo que creíamos desde siempre se tambalee como un castillo de naipes.
