Él, es el alfa dominante más rudo y popular de la escuela. Capitán del equipo de futbol americano, y considerado el número uno en todo menos en el estudio.
Ella, una simple omega como cualquier otra tratando de sobrevivir la preparatoria. Reservada...
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El fin de semana paso con rapidez dando paso al inicio de semana, para la tortura de todos. Pero para la suerte de Meztli, todos actuaban como de costumbre. Todo parecía ir con normalidad como si nada hubiera sucedido en aquella fiesta y con aquel alfa. Era como si todo se hubiera quedado olvidado junto aquella noche de aquel viernes en aquella fiesta. Era tipo, ¿Lo que pasa en las Vegas, en las Vegas se queda? Pero dejando a un lado el "las Vegas" y cambiarlo por "fiesta."
En fin, la castaña clara caminaba por los pasillos casi vacíos, por lo temprano que era, como de costumbre. Solo deseaba que el día transcurriera con tranquilidad. Lo último que quería era toparse con Axel, aquel molesto alfa que trato de sobrepasarse con ella. Aún tenía miedo de estar cerca de él, su temor incremento al igual que su inseguridad por llamar la atención. Jamás se imaginó que aquel alfa llegaría a querer hacerle daño físicamente, jamás creyó que cruzaría los límites de esa manera. Aun podía sentir el tacto de ese chico, le daba una impotencia y asco recordar sus labios sobre los suyos. Todo de él le desagradaba en demasía. Y lo peor de todo era que ese había sido su primer beso, un beso robado por la peor persona y de la peor manera. No fue lo que había planeado en cuanto decidiera tener ese momento mágico con alguien especial de una manera romántica, o al menos como lo describían en aquellas historias de amor que la omega solía leer.
Sin embargo, tampoco podía olvidar a aquel beta que la defendió de las garras de Axel. No podía evitar recordar lo grandioso y caballeroso que se comportó con ella. Esos ojos penetrantes azul cielo resaltando por su piel de porcelana y cabellera rojiza. Jamás había visto a un ser tan hermoso, podía jurar que era un ángel, ¿su ángel guardián?
Meztli sacudió la cabeza, ¿Qué estupideces estaba diciendo? ¿Qué barbaridades estaba pensando? ¿Desde cuándo había visto de diferente manera a alguien más? debía sacarse todos esos pensamientos sin sentido y fuera de lugar. Nomás la distraían de sus deberes escolares. Y tampoco es como si se volvería a topar con aquel chico, de seguro y ya se había olvidado de ella, como todos hacían. Y de alguna manera eso le dolió. Muy dentro de ella deseaba que no fuera así o que fuera diferente, pero con su suerte nada salía bien para ella.
Seguir con su vida, como normalmente hacía, era su objetivo.
Una vida sin sentido pero que le ayudaba a salir adelante sin importar los obstáculos que cada vez aparecían con frecuencia.
Si contara todas las veces que sintió rechazo por todos, podría jurar que era la persona más despreciada del mundo. Y vaya que dolía, pero lo aceptaba, no haría nada contra ello.
Seguiría siendo una omega con complejo de beta como debía de ser. Seguiría escondiéndose del mundo porque eso le traía seguridad. Nadie ni nada debía cruzar ese muro que construyo con el pasar de los años y que de alguna manera se volvió parte de ella. Olvidándose de como derrumbarlo y disfrutar mejor de su juventud.
Ese pasado que opacara sin remordimiento alguno la estabilidad de la persona. Corazón y mente envueltos en obscuridad será lo único que se verá y se sentirá.
