Tortura, eso fue lo que sintió la omega en esa hora de tutoría junto a aquel alfa que lo único que hacía era interrumpir o distraerse con su celular. Por más que la chica le llamaba la atención, el chico la ignoraba haciéndole el trabajo más difícil. Muy dentro de su ser, Meztli pensó que aquel castaño pondría de su parte para terminar con esto lo más pronto posible y así no verse nunca más, pero vaya que equivocada estaba. Al parecer al chico le daba igual.
-Maldito alfa.-gruño la chica entre dientes mientras caminaba hacia su casa.
Ya eran pasadas de las cuatro de la tarde cuando salió de la biblioteca, topándose con la escuela algo desierta. Los alumnos y algunos maestros se habían retirado a sus casas en cuanto sonó el timbre a excepción de los que pertenecían en clubs o perdían tiempo dando tutorías, como ella.
No perdió tiempo en cuanto salió de ese lugar, quería llegar a su casa lo más pronto posible. Y al parecer ese alfa idiota también pensaba lo mismo al haber salido disparado del lugar sin decir nada en cuanto paso la hora de tutorías.
Al menos ambos pensaban lo mismo, era una pesadilla lo que estaban viviendo.
Después de unas cuantas cuadras más, la chica llego a su casa finalmente. No vivía muy retirada del instituto por lo que podía irse caminando, o si se sentía muy cansada tomar el autobús. Aunque normalmente se iba caminando porque disfrutaba sentir los rayos de luz en su rostro y esa brisa fresca también. Le ayudaban a aclarar su mente y a relajarse un poco antes de llegar a casa.
Saco las llaves de su mochila para abrir la entrada de su casa, siendo recibida por un delicioso aroma a comida recién hecha. Sus padres ya se encontraban en casa, un poco más temprano de lo habitual ya que normalmente llegaban a casa entre cinco o seis de la tarde dependiendo la cantidad de trabajo que tengan que hacer.
-¡Ya llegue!-grito la omega desde la entrada de su casa, cerrando la puerta por detrás de ella.
-¡Oh! Meztli, bienvenida cariño.-le sonrió una mujer de cabellera castaña obscura hasta los hombros y ojos color miel, iguales a los de su hija.- ¿Cómo te fue, cariño?, ¿te sirvo de comer?
La chica asintió para luego dirigirse a la mesa y tomar asiento después de dejar sus cosas en la sala.-Me muero de hambre, y pues fue de lo peor.- dijo con cansancio.
- ¿Por qué dices eso?-la mujer se encargaba de acomodar los platos en la mesa para que estuviera todo listo para antes de que su marido bajara y así comer todos juntos.- ¿Creí que te gustaba la idea de dar tutorías?
-Pues, si, pero no con tipos como ese tonto testarudo que no pone de su parte.-bufo la chica cruzándose de brazos mientras fruncía el ceño, lo cual ante los ojos de la omega mayor fue gracioso.-No sabes lo difícil que es hacerlo poner atención. ¡Con todo se distrae!
La omega le explicaba a su madre todo con una notable cara de disgusto, odiaba tener que lidiar con aquel alfa sin cerebro. Su madre solo optaba por mirarla con cierta gracia, pues le parecía gracioso ver a su hija quejarse de aquel chico con tanta pasión. La mujer sabía que su hija iba a empezar a darle tutorías a un compañero de escuela por petición de su maestro y que esta acepto por cuenta propia. Le agradaba que su hija pudiera hacer un buen uso de su inteligencia para ayudar a otros y no nomas guardársela para ella misma. Lo que más quería la omega mayor era que su hija se relacionara con más personas eh hiciera más amigos a parte de las tres chicas que tenia de mejores amigas. A la castaña le agradaba mucho las amigas de su hija, es más las miraba como sus propias hijas, pero eso no quitaba el hecho de que su hija debería abrirse más a otros para ampliar su grupo de amigos.
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Una Historia Muy Cliché- Omegaverse
RomanceÉl, es el alfa dominante más rudo y popular de la escuela. Capitán del equipo de futbol americano, y considerado el número uno en todo menos en el estudio. Ella, una simple omega como cualquier otra tratando de sobrevivir la preparatoria. Reservada...