♡Capítulo 26♡

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Estar en las calles durante el celo podía ser muy peligroso para cualquier omega, ya que durante esta fase se encuentran más vulnerables

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Estar en las calles durante el celo podía ser muy peligroso para cualquier omega, ya que durante esta fase se encuentran más vulnerables. Muchas veces estar en lugares abiertos puede agobiarlas al ser más perceptibles a distintos aromas y marearse fácilmente, sin olvidar que cualquier alfa podía aprovecharse de la situación.

Todos los sentidos de las omegas se nublan al punto de no ser conscientes de sus propias acciones, pues lo único que buscan es calmar el dolor y el calor que recorre sus cuerpos. Desgraciadamente, al ser dominadas totalmente por su loba buscan ser domadas y envueltas por ese aroma fuerte muy característico de los alfas. Rara vez se escucha de algún beta ayudar con el celo de una omega, ya que instintivamente no son candidatos fuertes para ellas, pero ya eso es por cuestiones de rango en el reino animal.

También está la cuestión de que si una omega esta enlazada o tiene algún tipo de vínculo romántico con un alfa, e incluso un beta, serán su prioridad para pasar el celo ya que sus verdaderos sentimientos saldrán a flote y su lobo interior rechazara a cualquiera que se le acerque.

Al menos eso escuchaba o leía en libros, pero jamás creyó que todo aquello fuera verdad ya que nunca lo experimento de esa manera. Sus celos jamás habían sido tan fuertes como para que su loba quisiera tomar el control por completo, al menos no hasta ahorita.

Apenas podía caminar por lo fuerte que le llegaban los retorcijones en ratos. Esos cólicos la estaban matando, parecía que no llegaría a tiempo a su casa y eso le estaba asustando. Si alguien la encuentra en este estado podía ser su fin. Se estaba asustando aún más al sentir como su aroma empezaba a desprenderse de ella poco a poco, podía olfatearlo en el aire. Aun no era muy perceptible pero todos modos no quería arriesgarse a que incrementara estando fuera de casa. Se tomó un supresor en cuanto salió de la librería pero parecía no hacer efecto. Algo no estaba bien, y no sabía que podía ocasionar este repentino cambio en ella.

Odiaba sucumbir a su lado animal.

Meztli sabía que no llegaría a tiempo a su casa a ese paso por lo que decidió en meterse a un salón de clases que se encontraba solo, cerrando la puerta por detrás. No podía cerrar con seguro ya que se ocupaba una llave para ello por lo que se fue hasta el fondo del aula a tratar de esconderse lo más que pudiera, haciéndose bolita en una esquina.

Sacó su celular y empezó a marcar un número de sus contactos, dejando que el sonido de llamada se escuchara de fondo. Sonó unas tres veces más hasta que fue atendido.

-¡Hola Meztli!-respondió una alegre Gina del otro lado de la línea.-Ya tenías tiempo que no me hablabas por teléfono- se quejó haciendo un leve puchero con sus labios sabiendo que la contraria no la miraba.

-G-Gina-trató de hablar la castaña clara quien se empezaba a retorcer en el suelo por el dolor que empezaba a sentir. Sus piernas estaban dobladas hacia arriba mientras su brazo izquierdo descansaba en su abdomen, haciendo fuerza para tratar de apaciguar el dolor.

Una Historia Muy Cliché- OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora