Él, es el alfa dominante más rudo y popular de la escuela. Capitán del equipo de futbol americano, y considerado el número uno en todo menos en el estudio.
Ella, una simple omega como cualquier otra tratando de sobrevivir la preparatoria. Reservada...
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Maratón: 3/5
Ailén recordó todas las veces que llevo a Meztli a hacerse varios estudios para descartar algún problema serio que estuviera evitando que su aroma se desarrollara por completo. Ahí fue cuando se enteraron que la omega de su hija evitaba mostrarse por completo por temor a llamar la atención de algún depredador, al menos eso les hizo saber el doctor.
Al principio no entendieron a qué se refería el médico, hasta que les explico que normalmente eso pasaba cuando un evento traumático pasaba en la vida de una persona. Ahí cayeron en cuenta a lo que se refería, su omega era consciente de todos los recuerdos de Meztli, temiendo volver a pasar por lo mismo. Su omega opto por encerrarse y no mostrarse, protegiéndose a sí misma y de paso a Meztli.
Meztli fue diagnosticada con amnesia disociativa.
— ¿Entonces?—habló la omega oji miel con suma preocupación, mientras miraba al viejo beta que vestía una bata blanca frente a ella. — ¿Qué pasa con mi hija, doctor?
Ailén se encontraba en el consultorio del doctor que se había encargado de hacerle unos laboratorios a Meztli unas semanas atrás. Si bien, no tenía mucho que su hija había llegado a la etapa de revelación a sus tan solo 14 años de edad, pasando por su primer celo un poco antes de la edad promedio. Se tiene bien sabido que normalmente las revelaciones de jerarquía entre jóvenes comienzan a partir de los 15 o 16 años, aunque también ha habido casos de presentaciones a más temprana o tardada edad. Sin embargo, esta no era la razón por la que la Ailén le había hecho estudios a su hija.
La omega oji miel sentía que algo no andaba bien con Meztli. Desde que se había presentado, su omega no dio muchas señales de estar presente ya que el aroma de su hija era apenas perceptible o hasta nulo en la mayor parte del tiempo. El primer celo de su hija tampoco había sido como el de cualquier otro omega o alfa, este solo se presentó con leves síntomas que podían confundirse con leves dolores estomacales. Esto preocupo a los señores Ramos, por lo que decidieron investigar que pasaba, temían que algo grave le estuviera ocurriendo a su cachorrita. El miedo de que tuviera que ver con el pasado les invadía, pues era lo menos que querían escuchar.
En cuanto recibió la llamada del médico en la mañana, no dudo en dejar lo que estaba haciendo en su trabajo para dirigirse con rapidez a la clínica. Decidió no hablarle a su marido, ya que no quería abrumarlo con lo que el beta canoso tuviera que informarle, ella misma se lo podía contar.
Así que ahí se encontraba, sentada en una de las sillas frente al escritorio del beta mayor, con los nervios disparados. Temía por los resultados médicos, pero afrontaría lo que fuera y seria fuerte por su hija. Meztli era su prioridad sin importar que tan grave fueran las cosas, la ayudaría a salir adelante.
—Señora Ramos. —saludó en un tono neutral, mientras tomaba asiento en su silla de escritorio, para luego tomar entre sus manos un folder de manila color amarillo. —Ya tengo los resultados de la joven Meztli, y créame que es un tema delicado.
