El señor Hernández terminaba de revisar los exámenes del último año de su clase de física. Era muy agotador tener que estar corrigiendo pregunta tras pregunta y en lo que va del rato se ha gastado tres plumas de tinta roja. Sus alumnos-la mayoría- parecían no entender nada de lo que les enseñaba.
El alfa se recargo en su silla con cansancio soltando un largo suspiro al terminar de calificar el último examen. Su trabajo había terminado por fin-al menos por hoy. Estaba ansioso por irse a su casa a descansar junto a su familia, donde su esposa lo esperaba con una deliciosa comida para solo ellos dos. Habían decidido no tener hijos, pues los trabajos de ambos requerían de mucho tiempo por lo que no querían dejar a sus hijos al descuidado. Y en realidad no les molestaba, amaban sus vidas de casados donde la familia solo consistía de dos personas, no ocupaban más para sentirse completos. Después de todo el alfa sentía que sus alumnos eran como sus hijos pues los miraba crecer y trataba de guiarlos en ser mejores personas.
Sin embargo, a veces se preguntaba cómo sería tener a un cachorrito en la familia corriendo por toda la casa con los rasgos de su esposa y suyos combinados. Sin duda sería un cachorrito muy hermoso o hermosa.
Hubiera seguido en sus pensamientos de no ser por la puerta de su oficina ser bruscamente golpeada, por lo que se levantó para encontrarse con la cara furiosa del capitán de futbol americano.
— ¿Julián?
— ¿Usted en serio es el responsable de la muerte de mi padre?
El alfa mayor abrió los ojos con sorpresa, de todas las posibles preguntas que su alumno hubiera podido formular jamás imagino que esa saldría de su boca. ¿Cómo se había enterado? Había quedado con la madre de Julián que se quedaría entre ellos dos nomas.
— ¿D-de qué...
— ¡No trate de mentirme!—gritó exasperado, con los ojos rojos de las prontas lagrimas que amenazaban por salir. — ¿Usted tuvo algo que ver con mi padre, sí o no?
El profesor Hernández no sabía qué hacer, su alumno estaba a punto de romperse frente a él y todo por su culpa. Su maldita culpa.
—Julián ocupo que te tranquilices primero. —trato de posar su mano en el hombro del menor pero este solo la manoteo con fuerza. —Así no podremos hablar.
—Ya decía yo porque se esmeraba tanto en que pasara su clase. —lo encaró, mostrando sus ojos cristalizados con unos leves aros rojos alrededor de la pupila.—Quería deshacerme de mi para no tener que ver mi cara y sentir la culpa a cada rato. ¿No es así?
No. Claro que no. Eso hubiera querido decir el alfa mayor, pero muy dentro de él sabía que esa era la razón de ayudar al castaño. No podía seguir soportando la carga sobre sus hombros por ese desliz que tuvo. Era el único culpable y se merecía el odio de ese joven frente a él. Era la razón por la que sufría, por la que su familia se había quebrado. Y por la que su papá no esté aquí a su lado.
ESTÁS LEYENDO
Una Historia Muy Cliché- Omegaverse
RomanceÉl, es el alfa dominante más rudo y popular de la escuela. Capitán del equipo de futbol americano, y considerado el número uno en todo menos en el estudio. Ella, una simple omega como cualquier otra tratando de sobrevivir la preparatoria. Reservada...