Diez.

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La bielorrusa estaba ya despierta, y algo confundida. Pues, no sabía que había pasado exactamente, sólo se dio cuenta cuando un soldado la había agarrado, y la escondió con él en el bosque. Al parecer, la ayudo.

Cuando despertó, vio a su hermano, haciendo guardia por si venía un alemán a la zona, pero estaba despejado todo.

Hermano.. - dijo aquella, mientras se sentaba en la cama. -

¿Estás bien? - pregunto el ruso. -.

Sí, pero, ¿Qué pasó? - dijo. -

Atacaron el carro donde venías. - dijo. -

¿Eso fue malo? - miro al ruso. -

Sí. - dijo. -

La chica se asustó, quizá por el impacto que se le dio, pero, tampoco para mucho. Estaba más tranquila, al saber que su hermano vino por ella, le parecía mejor.

Ya casi tenían que seguir su camino, dijo que los vería a todos en la ciudad como tal. Más, no especificó cuando.

Mierda... ¿Cómo le vamos a decir esto al jefe? - dijo. -

Sus hijos desaparecidos, probablemente muertos. - dijo un soldado. -

Los soldados no sabían que hacer, pues, los hijos de la gran URSS. Habían desaparecido, y sin dejar rastros. Ya estaba dando la idea, de que estaban muertos por los alemanes, ¿Cómo se lo dirían?

Ya casi no tenemos comida... Bueno, nunca tuvimos. - dijo. -

No, pero, aún así, vamos a llegar a Leningrado. - respondió el ruso. -

¿Tienes tú arma? - pregunto la chica. -

Siempre. ¿Tú? - pregunto. -

Claro. - rió. -

No, la había perdido. Cosa que si se lo decía, capaz él mismo la terminaría matando. Tenía miedo, bueno, tenían. Rusia estaba a la primera.

El bosque era un lugar que no quería ir, podrían haber alemanes por la zona, y eso, daría miedo, porque sólo son dos chicos sin experiencia máxima para combatir.

Rusia maldeció por el hecho de que había rechazado la ayuda de Finlandia, ya que Finlandia podía movilizarse con facilidad por el bosque y más en invierno.

Quiero pedirte perdón. - dijo ella. -

No te preocupes. - sonrió. -

La chica sonrió, mientras veía como pasaban los árboles, acertando que no había nadie por la zona. No tenían comunicación con sus camaradas.

Por favor, URSS cálmate. - dijo el mexicano. -

¡México!, ¡Mis hijos! - dijo preocupado. -

Entiendo tu preocupación, pero ellos están bien. - respondió el mexicano. -

¡Fue mala idea! - respondió. -

No. - dijo. - Sólo cálmate.

URSS estaba preocupado, ya no sabía que hacer. ¿En qué parte del bosque fue?, muy a la ciudad de Leningrado. Ya habían tropas allí, tropas soviéticas / rusas. Esperando por los alemanes.

Llegamos... ¡Llegamos! - dijo la chica. - No hay nadie..

Bielo, por favor, quédate en un lugar donde te pueda ver. - dijo el ruso. -

Ya llegamos, eso es bueno. Pero, ¿Las tropas? - pregunto. -

Deben estar en el otro lado de la ciudad. Nosotros estamos al otro. - dijo. -

Y era cierto, ellos estaban aún alejados de sus tropas, depronto vieron y sintieron algo que los dejo con la "piel helada"

Escucharon un disparo, y vieron a dos alemanes, responsables de aquellos disparos. Inmediatamente, Rusia tomó a su hermana y la colocó detrás de una casa, al igual que él.

Mierda, lo que faltaba. - dijo el ruso, sacando su arma. -

Lo sé... - dijo tomando el arma libre de su hermano, y recargandola. -

El ruso no le negó a su hermana tomar el arma, con tal de ayudar a que estuvieran bien, era todo lo que quería hasta ahora. Suspiro, mientras apunto directamente a la cabeza de uno de los ataques, logrando su cometido, a diferencia, que el otro alemán, había logrado dispararle a Rusia dejándolo levemente aturdido.

Era el turno de Bielorrusia, la cual sostenía el arma con miedo, y apuntaba al alemán que le disparó a su hermano, para luego disparar, y tirarse al suelo. Al parecer, había conseguido matarlo, pero, su hermano seguía aturdido por el ruido de la bala cerca.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora