Cincuenta y uno.

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¡Abuelo!, ¿Podemos comer dulces está noche? - pregunto el kazajo. -

No pueden... - respondió URSS. -

Claro que pueden, su padre no sabe de lo habla. - sonrió. - Tomen. - saco dinero y s ella dio a cada uno. - Vayan por dulces.

Todos con el dinero correspondiente salieron a correr hacia la tienda, cosa que URSS lo miro con muy mala cara. Se percató de que Rusia no había asistido, así que sólo suspiro alegremente.

¡Entrenamiento! - grito URSS. -

¿Y nuestro abuelo? - pregunto el ruso. -

Su abuelo no estará. - respondió URSS. -

No es justo, ¡Nosotros queríamos el entendimiento del abuelo! - dijo la Rumanía. -

No. - hablo. - Y ya vamos a entrenar o irán al entrenamiento militar.

Bueno, la amenaza era esa, aunque notoriamente, irían al entrenamiento militar, y prestar su servicio, cosa que terminaron haciendo. Rusia, tuvo que cuidar de sus hermanos en esos entrenamientos, pues, el peligro abundaba. Ningunos de los hermanos sabían porque su abuelo había desaparecido de la noche a la mañana.

Oh, ¿Vas a defenderla? - pregunto un participante. -

Sí. - respondió el ruso. -

Jaja, no me hagas reír. - respondió. - Eres sólo un niño.

Déjala entonces. - hablo. -

Pues, déjame decirte que tu hermana tiene un muy buen cuerpo. - rió. -

Eso hizo que el ruso menor se enojará bastante con el contrario, pues, nadie tenía el derecho a hablar así de sus hermanas, ni de sus hermanos. Cosa que hizo que el ruso le diera un golpe en la cara, pero así. Cómo era un grupo con cantidad grande de personas, termino perdiendo contra ellos, pero al menos no fue en vano, ya que su hermana la habían dejado de molestar.

Rusia no era necesario. - dijo Armenia. -

¿No?, claro que sí era necesario... - dijo. - ¿Te han hecho algo?

... - se quedó callada mientras simplemente cambio de tema. - ¿Vamos con los demás?

El ruso no levantó sospechas, pero accedió, mientras que con sus hermanos, Estonia se quejaba de los increíbles golpes que tenía Rusia en distintas partes de su cuerpo.

Ah... Eso era lo bueno que tenía. - suspiro. - O eso creo.

Dijo mientras miraba con detenimiento la navaja con punta de Halloween que tenía. Sonrió, mientras recordó cuando México se la había pasado, diciéndole "cuando vengas a Latinoamérica, ya te puedes defender", desconocía el porque había dicho eso, pero causaba gracia.

Sólo eres un inútil Rusia, ¿Cómo quieres ser fuerte si no puedes contigo? - pregunto su padre. -

Trato de hacerlo. - respondió. - No me presiones.

Bajo presión mejor se trabaja, Rusia. - hablo. - Sólo eres un idiota que tiene fuerza débil. - pauso. - Una mujer te gana, debilucho.

¡Eso es mentira! - grito algo fuerte. -

No levantes la voz, niño. - sintió un golpe fuerte en la cabeza. - La próxima no será un golpe como este.

URSS corregía a su manera algo grosera a Rusia, ya que se basaba en uno que otro golpe, y en varios insultos, afectando los ánimos del pequeño, eso lo hacía con todos. Así que Rusia no podría decir que era solamente a él. Sino que de verdad a todos.

En la escuela era aún peor, escuchaba sus murmullos de la gente que lo molestaba en muchas ocasiones. Así que no podía hacer nada, pero eran molestos.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora