URSS estaba con su paciencia acabada, ya no tenía más que hacer. Estaba atacando, pero, ¿A qué costo?, si no tenía nada más.
Los aliados estaban poniendo de su esfuerzo, sobre todo, USA quién estaba ayudando con tropas americanas por la zona. Pero, también veía el mismo resultado, veía como miles de personas morían, rogando por su vida, o sin siquiera despedirse de su familia.
Se sintió tan mal por aquellas personas, mientras que habían en fronteras, ejércitos y personas inocentes. Eso dolía.
Cada vez, veían la libertad más alejada, aquellos hermanos, ya no tenía fé de lograr salir de la situación como está. Ya no tenían otro forma, de salir. Una de dos. Morirse por un suicido, o morirse por una epidemia de tantas que habían en la zona.
Bielorrusia ya no quería, y no tenía las mismas fuerza que antes en ese lugar, el ambiente es pesado, veían como golpeaban hasta morirse, a pobre judíos sin tener la culpa de la guerra.
Otros, se los llevaban al campo de concentración, para así, explotarlos más, no importaba el género o la edad. Para ellos, era sacarle frutos mediante cualquier cosa.
El ruso, sólo esperaba pacientemente, el día de su muerte, pues, no iba hacer más, sabía que iba a morir de una forma u otra. Pero, quería asegurarse de que su hermana también estuviera bien, y ayudarla al menos a salir de aquel sufrimiento que habían "logrado" entrar.
Hey, niña... - dijo una señora. - Ayúdame con estas cosas, que tú eres más joven.
Claro. - respondió de inmediato. - ¿En qué?
Toma. - le paso un tazón y una cuchara. - Revuelve esto.
La bielorrusa accedió sin ningún problema, pues, por ser mujer. Debía hacer la comida, eso dejaba más tranquilo a Rusia, él cuál estaba muriéndose de forma literal, en los trabajos de afuera, cargando material explosivo y pesado.
Camina tarado. - dijo un judío. -
Si quieres acabar rápido, muévete. - dijo otro. -
Tortuga. - respondió. -
El ruso no dijo nada, simplemente escuchaba tales cosas de él, y sólo seguía instrucciones que se le daban.
Fallas como un ruso. - dijo. -
Y tú fallas sin dignidad. - respondió. -
Por lo menos no fui secuestrado. - dijo. -
Y por lo menos no fui obligado. - le respondió. -
¿Quieres qué tire un trozo de metal en tu preciosa cara? - pregunto. -
¿Quieres también sentir el trozo de metal? - volvió a preguntar. -
Idiota. - dijo. -
Cómo tú. - suspiro. -
Sólo hablaba para responder agresivamente. Y también recibía sus golpes, y amenazas, ni podía esperar a ver a su hermana, estaba bien. Según un soldado de ahí. Pero, igual, lo dejaban tan intranquilo, para que negarlo.
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" Hermanos Especiales."
FanfictionEl camino se separó. Ya no estoy, y no estaré. Sabes las consecuencias, Pero aún así lo haces.