Treinta y cinco.

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El ruso estaba en la frontera, mientras tenía en brazos a la chica, quién se negaba a seguir.

No te dejaré. - dijo. - Vamos, ya estamos en Polonia, sólo falta ir a lo que es a tu territorio.

La chica no respondió, necesitaba sus medicamentos, cosa que a Rusia se le olvidó traer. Así que estaba dando su esfuerzo, en no poder morirse después de todo el transcurso.

Al menos si ella moría, Rusia llevaría su cadáver hasta donde su padre, y luego él daría un punto final seguido de ello. Cosa que tampoco estaba preparado para ello.

Robo algo de comida, mientras le dio a su hermana de comer, un pan y un jugo. El ruso también comió. Pero le cedió la mayoría a su hermana.

Vamos de nuevo. - la cargo otra vez. - ¿Estás bien?

La chica no dijo nada, mientras veía la cara de su hermano. Le preocupaba mucho que su hermano estuviera haciendo esfuerzos por llegar a su hogar, y ayudar mejor a su hermana.

Pues, Rusia ya estaba algo preocupado por la salud de su hermana. Pero, no quito el hecho de que se detuviera en el transcurso del camino hacia Bielorrusia (Territorio, 🥺.)

Su hermana seguía tosiendo, con dificultad, debido a lo que es el tubo para respirar. Pero, eso no evitaba que también por cada paso que daban, Bielorrusia se quejaba por el dolor que emitía su cuerpo.

Pues, ya estaban cruzando por Polonia, su avancé no era algo bueno, se cansaban rápido, pero Rusia se negaba a dejarla atrás, e irse a dónde su casa. Por el miedo, no podía dejarla ahí, y más con desconocidos, no habían salido como tal de la guerra para afirmar que la gente era buena.

Y más que algunos polacos ya tenían bronca a los soviéticos y los que provenían de ellos. Al igual que el nazismo. Así que no sabía si era buen idea buscar asistencia médica, pues, cada paso que daban era eterno.

A pesar de una que otra vez, tener ayuda de uno que otro polaco con darles un aventón en el carro que iban, pues, ver a alguien así, daba algo de lastima. El ruso se negaba a admitir que se sentía rendido. Pues, él también estaba con su terrible tos, y dolores, pero aún así, no se rendía.

Recordaba siempre las palabras en esos de URSS cuando él era pequeño. "Nunca te rindas, por más mal que estés. Sigue.", cosa que le daba motivación en cierto punto, y sacaba las fuerzas que necesitaba de algún lugar para sostener a su hermana, y caminar a la vez.

Tenían comida, gracias a que unos polacos de un negoció tuvieron piedad, y les dieron tanto agua como pan, eso les iba más que bien, después de todo, Rusia no recordaba las pastillas de su hermana. Y Bielorrusia no podía hablar más de dos o tres palabras.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora