Treinta y seis.

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Ya casi estaban en la frontera de Polonia. Mientras que veía el cansancio de su hermano, cosa que también le preocupo a ella. Pues, a pesar de todo lo que habían caminando, no podían rendirse.

Por ahí, habían pasado uno o dos días por máximo que era para llegar a la frontera. El ruso no demostraba el hecho de estar mal, y también estar para morirse, pero, su hermana estaba peor que él.

Genial, estamos acá desolados y me acuerdo de tu medicamento. - dijo el ruso. - Ahora, no sé que darte para ayudar.

La bielorrusa miro con preocupación al ruso, pues, sabía que tenía ataques de ira, cosa que no eran los mejores. Así que tenía miedo de que su hermano se saliera de control y terminé causando un atentado de las dos almas que habían ahí presente. Las dos únicas.

No podía moverse del todo, claro. Ya que si lo hacía, iba a terminar con un dolor fuerte en su cuerpo, además de que el hecho de no respirar bien, se lo impedía igual.

El ruso se calmó, y nuevamente cargo a su hermana, para así continuar su camino.

Alemania cálmate... - dijo el hijo del imperio. -

No puedo. Mi padre, se suicidó enfrente de mí. - respondió. -

Vamos, ¡Tú puedes! - sonrió, mientras levantaba las manos. -

Pareces un niño... - dijo deprimido. -

Hay que hacer reír a los amigos. - le respondió. - Además, tu también tienes comportamiento infantil.

Ahora, ya no. - dijo. -

Vamos, anímate. Puedes continuar. - volvió a sonreír. -

El japonés trataba de animal al alemán, pero al parecer era como hablarse por si solo. Ya que sólo se negaba ante la acción del japonés.

No tenía mucho que perder, como para apostar a lo que era la vida. "La vida se tomó en serio lo de "termina la guerra", por Dios.", Pensó el alemán, acertando.

Admiraba los intentos fallidos de aquél japonés, pero era casi imposible. Al final de cuentas, el padre del contrario también había "muerto", así que también necesitaba apoyo, cosa que no le iba bien a Alemania dar. Ya que él estaba mal, y el otro también, así que no sabía cómo dar apoyo después de todo.

Por el lado del italiano, vio como su padre también moría por razones "naturales", cosa que también lo dejo mal, pero su padre había dicho que no se juntará con los hijos de aquellos que fueron sus aliados por un tiempo. Hizo que el italiano menor se sintiera algo mal, ya que ellos tres eran muy buenos amigos.

Todo estaba tan yéndose a la mierda, de forma literal. Aunque eso al resto no le importó, ya estaban saliendo de las miles de cosas malas que pasó en la guerra.

Vamos... Ya casi. - dijo el ruso, mientras abrazaba dándole calor a su hermana, caminando. -

Su hermana estaba atravesando por un frío, bueno, queriendo decir, que estaba haciendo frío en la zona, y no tenían abrigo, así que él se tuvo que quitar la camisa y colocársela a la menor, y continuar así.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora