Cuarenta y nueve.

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Al parecer después de aquella visita a su hermana, los meses han estado desorganizados para Rusia, ha sentido que está en otro lado. Más, no puede con sus dolores en muchas ocasiones que está afuera de su casa. Así que tiene que aguantarse por si mismo hasta llegar a su casa.

Sabía que lo que hacía estaba mal, pero por lo menos había dejado atrás lo que fue de un pasado, pero, no del todo. Pues, habían noches en los que Rusia poseía constantes bajones, los cuales lo hacían sentirse mal, tanto físicamente como psicológicamente.

A Rusia le estaba costando el hecho de ahora tratar de mantener a Bielorrusia (indirectamente), y a su propio país. El cual está un poco más difícil, ya que constantemente recibe muchos atentados externos.

Estos días ha estado más que intranquilo, pero mantiene a la vez su tranquilidad. Cosa que es raro por parte de él, ya que Rusia era alguien que perdía fácilmente la paciencia y el estrés lo dominaba, dejando de lado lo que hacía y pensar en el enojo.

Ah... Ya no soporto esto. - dijo mientras firmaba unos papeles. - Es difícil.

Pues, tienes que acostumbrarte. - respondió. - Eso es lo que hace cualquier país independiente.

¡Pero, que difícil! - miro a su padre. - Ya entiendo lo que se siente ser independizado.

Me alegro. - sonrió. - Ahora, sigue firmando y haciendo tratos para el exterior.

Suena agotador, pero bueno... - hablo. -

Tienes que ser LA mejor nación. - respondió. - No la nación.

El ruso había entendió a la perfección el comentario de su padre, pero él precisamente quería ser un país común y corriente, aunque estuviera destacado. Y URSS lo forzaba a hacer diversos y muchos tratos con los que hacer con otros países, para así, tener el poder, y conservar el "ser potencia" como lo hizo su padre, pero a veces, para URSS también fue un problema grande, el sostener una nación / país, por su cuenta. Tras la muerte de su "padre"

Mientras el ruso seguía en su trabajo concentrado, sintió como unas agujas atravesar su estómago, cosa que hizo hacer que se quejará, pero como siempre, lo hizo para él mismo. Evitando las preguntas de su padre, y la ayuda que él le quería obligar a recibir.

Ahora estaba en un problema grande, con respecto a sus dolores y seguido de ello, con el trabajo. Pero, aún así, tendría que seguir, como se lo prometió a su hermana o al espíritu, decía..

Un día de estos, me voy a rendir. - dijo. - Y espero que sea pronto. - soltó un suspiro, dejando el bolígrafo en la mesa. - O tendré que obligarme.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora