Catorce.

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¿Nada de los hijos de URSS? - dijo el inglés. -

No. - respondió la francesa. - Ya los mata... - se interrumpió. -

¿Matar a quién? - pregunto URSS. -

A nadie. - respondió el inglés. -

Bueno. - respondió. -

¿Bebiste? - pregunto la francesa. -

No. - respondió. -

Así, el soviético ya no sabía más que hacer. Se rendía a tener que buscar a sus hijos, y ya dar de alta que se han muerto, aunque, mantenía la fé de su broche. ¿A lo mejor seguían vivos?

Sus aliados, trataban de evitar que cayera en una "depresión" a causa de esto. Pero, a veces era casi imposible. Ya van dos días que no se han sabido de ellos, ¿Los mataron?

Los rumores ya andan por ya casi toda Europa, sobre todo en el territorio soviético, donde habían rumores de que sus hijos habían muerto, y les preguntaba a los demás hermanos. Cosa que su padre les prohibió hablar o mencionar algo del tema.

Rus... ¿Estás? - dijo la chica a través de la pared delgada. -

No sé, ¿Y tú? - respondió. -

Incómoda. - suspiro. -

Debemos acostumbrarnos a esta miseria. - dijo. -

Huele horrible. - respondió. -

¿Cuántos prisioneros han muerto aquí? - pregunto. -

Más de los que crees. - dijo un soldado. -

Son malos. - respondió la bielorrusa. -

Cómo tu. - le respondió. -

No te metas con mi hermana, idiota. - dijo. -

Yo me meto con quien quiera. - respondió. -

El ruso estaba por degollar a aquél soldado, pues, nadie tenía el derecho de meterse con su hermana, mientras él no estuviera.

Pero aún así, si lo hacía, lo iban a matar de fijo. Ya no tenía más razón que hacer, ya no quería seguir intentando salir, después de varias advertencias que se le dieron por intento de fuga.

Reich había solicitado que mantuvieran pendiente de ellos dos, en especial. Y los alejaran de los prisioneros que habían en las demás celdas. Los "protegían"

Ya que también, los mismos prisioneros de aquellas celdas, tenían asco por aquel soviético mayor. Culpandólo de haber hecho esta guerra, y ellos estaban de prisioneros sin una salida o una posible libertad.

Bielorrusia trataba de llevarse bien con algunas mujeres, otras le respondían mal, otras ni lo hacían, y unas, le respondían normal, como alguien normal. Los únicos amigos que ella "tenía", era su hermano, y un pedazo de cemento de aquella celda. Ni los soldados le hablaban cuando ella hablaba, o algo.

Tenía miedo de encontrarse de nuevo a Reich, ya que su última visita, no fue muy linda, simplemente, se dio cuenta de que con Reich, no se podría hablar civilizadamente.

Rusia no hablaba con nadie, ni se esforzaba como su hermana, por hacer amigos. Era todo distinto. Escuchaba los constantes susurros y murmuros de los demás. Pero aún así, mantenía su seriedad en todos los casos.

No sabía de qué hablo con su hermana, ni ella de que hablo con su hermano, pero sabían, por sus miradas de miedo. Que no fue precisamente bueno.

Reich... ¿Qué vamos hacer con ellos dos? - dijo el soldado. -

Nada, dejarlos ahí, y ustedes sigan su trabajo de mierda. - respondió. -

Como diga. - salió.-

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora