Treinta y siete.

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El ruso llegó a la frontera, después de unos días. Mientras que su hermana estaba feliz por estar en sus tierras, aunque su salud no le permitiera ese lujo de disfrutar. Así que simplemente le pidieron a unos que estaba ahí, que los llevarán a lo que era Rusia. Pues, ahí estaría su padre.

Accedieron, al notar que ellos eran de las tierras, entonces, los subieron a la camioneta, mientras la chica sonrió levemente. Y el ruso sonrió de oreja a oreja, pues, no pensaba llegar vivo, y con su hermana.

Aunque Bielorrusia ya tenía los días contados, ya no tenía otra cosa más, se sentía una inútil al ver que ella no podía celebrar y ayudar a su hermano, como él lo hizo con ella.

Llegamos hermanita, llegamos vivos. - sonrió. -

¿Ustedes dos acaso son...? - dijo uno de ellos. -

Los hijos de URSS.. - respondió otro. -

Sí. - respondió el ruso. -

¿No estaban muertos? - pregunto. -

No. - volvio a responder. -

¿Qué paso con ustedes? - pregunto. -

Algo. - dijo. - No les importa, la verdad.

Ambas personas soltaron un ligera quejido, mientras estaban sorprendidos de que los hermanos habían estado vivos durante todo este tiempo, desde que su desaparición fue lanzada oficialmente. Hasta el fin de la guerra. Era increíble.

La bielorrusa estaba nuevamente tosiendo, mientras ellos preguntaron si estaba bien, a lo que ella respondió que sí, que simplemente necesitaba respirar con el tubo. Pero, era todo mentira.

Al estar ya casi en lo que es Rusia, ambos se detuvieron, el ruso los miro confundido. Mientras ellos dos se bajan del carro, e iban a una tienda. El ruso seguía asustado, pensaba que los iban a matar, incluso estando en territorio de su hermana.

Tomen, han de tener hambre. - sonrió dándole un pedazo de pan y agua. -

Gracias.. - respondió tomando la comida. - ¿Ustedes?

Nosotros tenemos aquí, no se preocupen. - la persona que estaba ahí, le dio una ligera acaricia en la cabeza de la chica, mientras nuevamente se montó en el carro y comenzó a conducir de nuevo. -

El ruso no le parecía tan extraño, el hecho de que estuvieran siendo tan buenos con ellos, quizá algo se traían, o sólo querían ayudarlos de verdad. Había olvidado tanto como era su vida en territorio de su padre. Ya se había acostumbrado a lo que es el rechazo, traiciones y dolores que se habían dado en el campo y presión.

Después de unas horas, ya estaban en Rusia, cosa que al ruso le pareció genial. Miro a su hermana, pero está sólo tenía sus ojos cerrados, pensó que estaba dormida así que sólo la dejo.

Aún tenía su camisa, a diferencia que el ruso le habían dado una de sobra, ya que no era nada agradable ver a alguien sin camisa por esos tiempos. Malpensaban la escena al toque.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora