Veinte.

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Reich estaba también atacando a la URSS, y defendiendo sus territorios obtenidos, al igual que los del Eje. Esta vez ya ni le importaba aquellos hermanos, tenía que ganar porque tenía.

Imperio japonés estaba por los aires, con algunos alemanes. Estaban viendo aviones mexicanos, se armó la guerra aérea.

También habían alemanes por el mar, y claro, aereamente habían tropas alemanas y japonesas. Se estaba desatando por fin, lo que no habían querido.

Por tierra estaban igual, los alemanes y los italianos, aunque, en mayor caso, los protagonistas eran los alemanes. Porque los italianos, no podían lograr defenderse.

¡Puta mierda, Italia! - grito URSS. -

Vamos, me uniré a ustedes... - dijo. -

¿Cómo vamos a saber que no vas a atacarnos? - pregunto. -

Porque yo no tengo esas intenciones con ustedes, quiero también acabar con Reich. - respondió. -

¿Sabes de mis hijos? - pregunto de nuevo. -

Sí. Ellos, bueno, Rusia era más como nuestro desestresante, y Bielorrusia era más de nuestra sirvienta. - respondió. - Confíen en mí.

El soviético suspiro, y accedió, con tal de por fin terminar esta guerra que estaba causando mucho terror. Y mucha muerte.

Italia fascista se alegro por el hecho de que iba a pertenecer a los aliados. Pues, en realidad, ya no tenía gracia seguir como aliado a Reich, por el simple hecho de que a veces Reich se pasaba con ellos. Aún no entendía como Imperio japonés lograba soportarlo.

Bien, vamos a atacar a Alemania igual. Ya saben las jugadas. - dijo el italiano. - Quiero que vaya a la perfección.

Como usted ordene. - dijo el soldado retirándose. -

El italiano estaba más que bien, ya que así tendría algo de "ayuda", estaba pendiente de cada cosa que hacía el soviético y el nazi, porque ambos le irían bien a él.

Después de la invasión de Grecia, Italia decidió ya intentar invadir otros terrenos más... Débiles, pero bueno, olvidó eso.

Señor, encontramos tropas italianas atacando frente de países bajos. - dijo un soldado. -

Hijo de perra. - respondió Reich. - Ataquen igual.

Sí señor. - dijo el soldado, mientras levantaba la mano, y luego se iba. -

¿Cómo están los dos prisioneros estrellas? - pregunto. -

Por ahora, ningún intento de fuga, han estado deprimidos estos días. - respondió. -

Pónganle más trabajo, mantenganlos ocupados. - ordenó. -

Ujumm.. - dijo. -

Los hermanos estaban cansados, ya habían hecho mucho por hoy, cargar carbón, arreglar tanques, cultivar, entre otras. No tuvieron un mínimo descanso, ya que él quien parará le iban a disparar.

El ruso calmaba a su hermana con la canción de cuna que le cantaba su padre para dormirla. Y eso ayudaba, después de todo, no iban a salir del lugar.

La bielorrusa también lo calmaba, haciéndole arte con hojas que encontraba por ahí, cosa que el ruso guardaba, ambos hermanos se tenían uno al otro. No necesitaban de nadie más, más que ellos dos.

No eran conscientes de lo que pasaba, pero si sentían ligeros bombardeos por la zona, se alteraban, pero exactamente no era por donde estaban ellos.

Cinco meses, encerrados aquí. - dijo la bielorrusa. - ¿No hay salida?

No hay. - respondió el ruso. -

Que aburrido. - dijo. -

Lo sé. - respondió. -

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora