El ruso estaba llorando, sentado al frente de aquella tumba, mientras veía con detenimiento el nombre de lo que vendría siendo "Bielorrusia" tallado en la tumba.
Oh, Rusia... - dijo la bielorrusa. - Todo está bien.
¿Eh?, ¿Bielo?, ¿Eres un fantasma?, ¿Estoy drogado?, ¿Me morí? - pregunto viendo a su hermana al frente de él. -
Si, si, no, no. - respondió. - Simplemente estoy aquí.
Todo es un poco anormal después que te fuiste. - dijo el ruso. -
"Seré un maldito loco aquí, pero al menos la estoy viendo". Pensó el ruso, mientras sostenía unas leves lágrimas.
Lo sé... También los extraño. - hablo. -
No puedo dejar de culparme a mi mismo. - dijo. - Fue mi culpa.
No fue tu culpa, simplemente estabas desesperado por llegar y desconfiado por quien ver. - sonrió. - Mis medicamentos ya casi no hacían tanto efecto como antes.
¿Quiere decir? - pregunto. -
Quiere decir que prácticamente moriría en cualquier momento en aquel hospital. - pauso. - Yo tenía mis días contados. En el campo comenzaron a contarse. - respondió. -
¿Tenías aquella enfermedad antes de estar mal? - hizo otra pregunta. -
Exactamente, una señora me dijo que la tenía, ya por tener contacto físico con otras personas que la poseían. - fue interrumpida. -
¿Por qué no me dijiste? - la miro. -
Te conozco Rusia, dirías que no o simplemente te desesperarías. - suspiro. - Además, la deje avanzar, porque no tenía ganas de vivir el aquel campo, y los días se me hacían eternos e insoportables.
¿Paso algo más aparte de lo que vimos? - pregunto mientras jugaba con la tierra. -
Muchas cosas. - dijo. -
¿Cómo cuales? - preguntó. -
Cosas. - dijo. - Cosas que no te diré.
Mala como siempre. - sonrió. -
Rehace tu vida. - hablo. - No he deprimas por mi muerte.
Es algo que me es imposible. Te echo de menos, así que no sé como. - le respondió. -
Yo sé que tú puedes, recuerda lo que alguna vez me dijiste en la prisión. - pauso. - «No te detengas a pesar de que estés en la peor situación. Sólo sigue con tu vida, aunque te afecte.»
No puedo intentar seguir, y más si no estás. - dijo. - Es casi imposible hacerlo.
Casi.. - sonrió. - Así que continúa.
No... No puedo. - dijo. -
El ruso al verla, no podía permitirse que se fuera de nuevo, tampoco quería que seguir y no verla a ella ahí mismo. Así que una parte de sí, se negaba y otra accedía. Pero esta confundido en ese momento.
"¿Yo solo la puedo ver?", se preguntó, mientras la veía...
¿Puedo tomarte una foto? - pregunto. -
Rusia, no saldré en la foto. - dijo. - Soy un fantasma. - rió. -
Ahh... - pensó. - ¿Fantasma?
Sí, sé que le tienes un miedo terrible a los fantasmas, pero hasta ahora no has corrido de mi. - dudo. -
Porque no quiero. - sonrió. -
El ruso estaba feliz con al menos ver el espíritu de su hermana, tenía ganas de hablarle de muchas cosas que habían pasado.
Una vez, papá le echo azúcar al huevo, y sal al café.. - Rió. - Oh, y en otra, Estonia se le olvidó hablar en ruso y se quedó nerviosa con aquellas personas.
Lo sé, estuve ahí. - sonrió. -
Espera... ¿Qué? - dijo. -
Estoy con ustedes siempre, sólo que no me ven y ya. - hablo. - No es para tanto.
O sea, ¿Me has visto llorar? - pregunto. -
Exactamente. - dijo. - Y me duele verte así. - Miro hacia atrás. - Ya me tengo que ir.
¿De verdad?, ¿Mañana te puedo ver? - pregunto. -
No lo sé. - dijo. - Pero recuerda lo que te dije Rusia. No te rindas.
No lo sé. - dijo, viendo como su hermana le daba un abrazo, cosa que sintió un escalofrío. -
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" Hermanos Especiales."
FanfictionEl camino se separó. Ya no estoy, y no estaré. Sabes las consecuencias, Pero aún así lo haces.