Once.

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Lo habían logrado, ya Rusia estaba mejor, habían conseguido matar a un equipo forastero alemán. Eso los hacia dar un paso más a sus tropas. Están mal, era evidente. Las balas habían vuelto escasas. Ya no sabían que hacer si se encontraban a otro grupo alemán.

¿Nada de ellos? - dijo URSS. -

No. - respondió un soldado. -

Mierda.. Mierda. - suspiro. -

URSS estaba que se cortaba la propia vena yugular. Ya estaba muriéndose, literalmente, porque sus dos hijos no aparecían, y escuchar los problemas de los demás hijos, no ayudaban a dejarlo tranquilo.

¡Jefe!, ¡Encontramos un grupo de personas alemanas muertas! - dijo un soldado entrando. -

¿Dónde? - pregunto el soviético. -

Por el norte, señor. - dijo. - Se deduce que son tropas fantasmas.

¿Dónde estaban nuestras tropas? - dijo. -

Estaban al sur de Leningrado. - dijo. -

Tropas fantasmas... - susurro. -

El soviético había estado pensando sobre aquella "tropa fantasma", habían matado a un grupo de 10-11 personas alemanas que estaba por ahí.

Eso lo dejaba aún más inquietante, quizá sus hijos estaba ahí, o habían muerto. No lo sabía, y tampoco quería saber o imaginar un terrible final para aquellos hijos.

¡Jaja!, ¡Los matamos a todos! - sonrió. -

Exactamente, pero, aún no veo a nuestras tropas. - dijo Rusia. -

Leningrado es bastante grande. - dijo. -

Lo sé. Y eso me preocupa. - suspiro. -

Aquellos no sabían que estaba siendo espiados por dos alemanes del lugar. ¿Obra de Reich?, no se sabía como tal. Pero, posiblemente sí.

Estaban caminando tranquilamente, pues, ya habían asegurado que el norte de Leningrado estaba libre, o lo tomarían así, Bielorrusia, estaba detrás de su hermano.

Mientras Rusia estaba pensando en que calle podría ir al sur, y llegar rápidamente. Sabía dónde estaban, más no sabía cómo llegar, las pocas veces que visitó a Leningrado, fue cuando estaba bastante joven y tenía que cuidar de sus hermanos y de él. Uno que otro recuerdo le venía, y a veces suspiraba por ello.

Bielo, ¿Escuchaste eso? - pregunto el ruso. -

¿Eh? - dijo. - No.

Mierda, siento que nos están siguiendo o viendo desde hace rato. - dijo aquél ruso. -

La bala te hizo mal, no nos está siguiendo alguien. - sonrió después. -

Levantó sus hombros aquél ruso, mientras se iban a por el sur, sin mirar, ni detenerse. Tampoco tenían tanta prisa, pues, seguro se encontrarían a algún camarada por la zona, lo más raro, fue, cuando tomaron la ciudad, muchos soviéticos / rusos, habían evacuado la ciudad. No se veía a nadie, ninguna sola alma.

Por otra parte URSS estaba muriéndose de miedo, mientras que sus aliados lo trataban de calmar. Mientras transpiraba sin cesar, y sudaba. Los demás no podían hacer más, que decirle que estaban vivos, a lo mejor.

Mierdaaaa... No veo llegar al sur. - dijo aquél ruso. -

Cálmate rusia, no llevamos casi nada de camino. Y te quejas. - dijo aquella detrás de él. -

Pero, ya me canse.- dijo. -

Siempre te quejas. - rió. -

En efecto, el ruso no quitaba sus sospechas de que alguien los estaba mirando y siguiendo, sólo que no sabía de qué parte provenía. Pero, sabía que estaban detrás de ellos dos.

Claro, las intenciones es que sabían que Rusia y Bielorrusia estaban solos. Y ellos dos, son especiales para URSS. Cosa que Reich vio ventaja en ellos.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora