Cincuenta.

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Ya no tenía una razón válida de querer seguir viviendo. Nuevamente, se estaba dejando ganar por lo que son sus pensamientos "negativos" que cada vez lo van consumiendo lentamente e indirecto. Estaba en su cuarto, mirando el techo en busca de alguna respuesta, pero no halló nada.

Quizá ya deba rendirme. - suspiro. - De igual manera, que se encarguen entre sí, la presidencia y el gobierno.

Se dijo asimismo, mientras sentía como su cuerpo le pesaba, cosa que no tuvo más remedio que seguía sus pensamientos, estaba tan metido en aquellos, que no tenía ya conciencia de la hora que pasaba encerrado.

Mi infancia... - dijo. - No recuerdo mucho. - trago saliva. - Igual... No fue de importancia. - se levantó quedando sentado, para así tomar lo que es una navaja que tenía en su mesa de noche (obsequio de México, deah.) -

(Mal bandamax, vamos a hablar del pasado y de la infancia de Rusia, para así, darle por terminado a la historia, kis.) El ruso quedó unos minutos pensando en su pasado, y tuvo varios recuerdos algo felices y otros que eran dolorosos de recordar, incluso prefería no haberlos recordado a que si.

¡Papá!, ¡Papá! - dijo. - Mira lo que dibuje. - le mostró un dibujo donde estaba imperio ruso y URSS. -

Que mierda de dibujo. - respondió. - Mejora eso si quieres ser un artista.

Pero... Somos nosotros. - sonrió. -

No somos nosotros, no somos un pedazo de palo. - suspiro. -

El ruso que para ese entonces tendría unos 7 años de edad (mínimo), miraba a su padre, tenía el corazón algo destrozado por el comentario de su padre, dado anteriormente. Así que no podía evitar ya querer llorar.

Pero sabía, que si lloraba su padre lo iba a insultar o regañar ya que no debía de estar llorando, más por la mínima estupidez. Aunque el ruso menor no sabía el porque su padre odiaba cada vez que él hablaba de su abuelo, imperio ruso. Pero, suponía que extrañaba de menos al Imperio.

Era él y sus dos hermanos próximos, los cuales eran Kazajistán y Estonia. Así que no dudaba tanto, aunque era feliz con su hermano Kazajistán. Debía de ayudar a su hermana, sabía que vendrían más, claro. Así que se limitó a dibujar a Kazajistán (Ya había nacido, sólo que no estaba en la casa con Rusia). En donde tenía ya sus alas amarillas, y a un lado tenían a Estonia, la cual la había dibujado con un moño de color azul, que representaba uno de los colores de su bandera natal.

URSS obligó al menor a que botará el dibujo que hizo donde tenía a su abuelo y su padre, felizmente. Cosa que hizo aunque estaba triste por el dibujo, la última vez que vio a su abuelo, tampoco fue de la mejor manera.

Vamos Rusia, no te puedes ahí... Tienes que saber defenderte. - pauso. - Levántate. - ordenó. -

Llevamos toda la mañana y parte de la tarde entrenando. - dijo. -

No tienes que dejar que te hagan mierda, tienes que hacer mierda tu. - lo levantó. - Ahora, vuelve a intentarlo.

Abuelo... ¿Por qué eres así de duro? - preguntó. -

Porque no quiero que te dejes hacer mierda como tú padre. - dijo. - Quiero cambiar eso.

¡Mi papá no es inútil! - dijo. -

Créeme... Lo es. - hablo. - Sólo que trata de mantenerlo oculto.

El ruso menor seguía los entrenamientos de su abuelo. Aunque esta vez, su abuelo estaba más estricto que antes, en cambio, URSS ni admitía que su padre lo entrenará y más con la forma en la que lo hacía, sabía que Rusia no iba a aguantar esa cantidad de tiempo. Pero, Rusia sabía que su abuelo no eres así de cruel. Lo quería, y él tenía su forma compleja de querer a alguien. En muchas ocasiones mostró afecto a Rusia, en donde hizo que también Rusia lo viera con un parentesco paternal... Quería mucho a abuelo, cosa que no podía evitar hacer crecer los celos de su padre, ya que él sabía que por culpa de su padre, lo iban a dejar de lado.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora