Cuarenta y uno.

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Ya había pasado aproximadamente un mes, del fin de la guerra, y de la muerte de Bielorrusia. Todos sabían que Bielorrusia hacía falta, pues, era la "chispa" de todos en el lugar. Su ausencia era notoria.

Todo lo que veían era rostros tristes y deprimidos. La seriedad abundaba en el lugar, nadie hablaba, y quién hablaba le respondían groseramente.

Muchos sabían que Rusia no estaba bien, y tampoco mostraba alguna mejoría tanto emocionalmente como físicamente. Simplemente pasaba varios días sin comer, y sin salir de su habitación. No sabían que hacía y que pensaba, pero, estaban seguros de que en un momento podría hacer algo que también arrepentiría a todos en el lugar.

¿Aún no sale? - pregunto URSS. -

No señor. - dijo kazajistán. -

Eso ya es preocupante. - dijo Estonia. -

Y bastante. - siguió Ucrania. - Aunque hace unos minutos fui y me lanzó un "Lárgate"

Esta deprimido e insulta. - rodo los ojos Letonia. - ¿Y Rumanía?

Ah... Rumanía no la mencionen, me dan ganas de vomitar cuando escucho su nombre. - respondió. - Y respecto a Rusia. Tendremos que entrar a la fuerza.

¿Quieres que te aviente cualquier cosa que vea? - preguntó el kazajo. -

¿Cómo? - pregunto. -

Ayer entre, y me tiro unas tijeras con filo. Desde es momento, ya tengo miedo a entrar y más, le tengo miedo a Rusia. - dijo. -

Es increíble.. Iré yo a entrar. - dijo. -

Suerte... - hablo Ucrania. -

URSS subió las escaleras, algo pensativo por lo que les dijo sus hijos. Al estar en la habitación de Rusia. Entro sin avisar, y lo único que escucho fue "Vete a la mierda, tu también", y sintió al lado suyo impactar un zapato. URSS suspiro, mientras cerro la puerta y encendió la luz.

Encontrándose al deprimido de su hijo, con ojeras notorias, moretones visibles en su cuerpo, casi se le notaba los huesos ante eso. Después de dejar de comer durante mucho tiempo y aún sin comer, pues estaría desnutrido y con pocas fuerzas.

Rusia, sal de aquí y come algo. - ordenó. -

No. - respondió sin fuerzas. -

Estás mal aquí. - se acercó a la cama. - Vamos Rusia.

Ya te dije que estoy bien acá. - respondió. -

No estás bien. - lo tomo del brazo. - Vas a bajar.

No. - se soltó. -

El soviético ya tenía su paciencia acabada, mientras lo tomo del brazo con fuerza, y lo jalo para que bajara de la cama. No había estado de pie por mucho tiempo, mientras veía como sus piernas estaba débiles, así que lo saco del cuarto con cuidado.

¿Crees qué lo insultó? - pregunto Letonia. -

Preferible. - dijo kazajistán. -

Uh, espero que no... - dijo Ucrania. - Conociendo a papá... Dudo que admita un insulto.

Exactamente. - respondió. -

Oigan, miren... - hablo la Estonia. -

Todos giraron a ver a la dirección donde apuntaba Estonia, notando como bajaba quién sería a URSS y a Rusia bajando las escaleras.

Todos se quedaron callados al ver la situación de su hermano, quién trato de evitar las miradas.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora