Trece.

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El ruso estaba en la oficina de Reich. Ya era casi de madrugada. Reich sostenía su sonrisa de siempre, más que Rusia mantenía su seriedad.

El mundo es un pañuelo, ¿No crees? - dijo el nazi, mientras tomaba de la copa. -

Y una mierda. - respondió el ruso a la defensiva. -

Uh, ¿URSS no te enseño modales? - pregunto. -

Los enseño, sólo que no los aplicó con gente de mierda como tú. - respondió aquél ruso. -

Mira pedazo de porquería. Te estoy respetando, respetame si no quieres que te den un tiro. - dijo aquél nazi. -

¿Qué quieres? - dijo. -

Estaban solos, ¿Por qué no darles una ayuda? - dijo. -

Ayuda de mierda, ¿Qué carajos quieres conmigo y mi hermana? - pregunto enojado. -

Que trabajen conmigo, es todo. - mintió. -

No lo haremos. - respondió. -

Vamos, no seas tan amargado, ganas tu, gana tu hermana, y ganó yo. - sonrió de vuelta. -

Serás un idiota, no traicionaré a mi patria. - miro enojado al nazi. -

Entonces... - saco una especie de revólver. - Dime rápidamente, ¿Cómo puedo matar a URSS?

No sé. - se negó a responder. -

Sólo dime. - dijo apuntándole. -

De verdad no sé. Sus hijos no lo destruyen tan fácil. - respondió. -

O sea... ¿No me eres de ayuda? - dijo bajando el arma. -

Lastimosamente no. - dijo. -

El más cercano a URSS. - suspiro. -

Mi padre, no es tan fácil como cree. - respondió. - Nunca se sabe que le puede afectar.

Ah.. Ya veo. Tendré que matarte entonces. - dijo de nuevo apuntándole. -

Por favor, no. - dijo. -

Entonces a tu hermana. - rió. -

A ninguno. - hablo. -

Reich estaba viendo cada punto frágil del ruso, y eso lo dejaba con ventaja. "Su hermana", pensó Reich.

Para así mismo, ordenar que se lleven al ruso, a la misma celda de la bielorrusa, y llamo a aquella chica.

Aquí está. - la empujó. -

Tratala con cuidado, ¿No ves que es una dama? - dijo Reich. - Siéntate.

¿Qué mierda quieres? - dijo. -

¿También tienes ese vocabulario? - pregunto. -

Si, ¿Algún problema? - preguntó a la defensiva. -

No te hagas la dura conmigo. - saco de nuevo el revólver. -

Me alegro... - dijo. -

Reich tenía planeado usarla a ella entonces. 14 años, podría ser de utilidad. Dejaría al ruso como un prisionero. Pero conociendo a su hijo, no dejaría.

Al final, a ella también la mando a la celda de al lado de su hermano, mientras Reich sonreía victoriosamente.

¡Mierda!, ¡Luchen por Leningrado! - dijo aquél soviético. -

Señor. - dijo un soldado. -

¿Qué mierda quieres? - dijo URSS. -

Encontramos un broche, perteneciente a su hija. - dijo aquél soldado. -

¿Es broma? - pregunto. - ¿Dónde está el broche?

Tome señor. - le dijo aquél soldado, dándole un broche de mariposa. -

Oh, dime qué están bien. - dijo viendo el broche. -

Sólo se encontró eso, se dice que al menos ella fue secuestrada, y su hijo fue asesinado. - dijo. -

Y el soviético nuevamente, cayó en una posible tristeza, que se le curaría si ve a sus hijos. Pero al parecer, también daría por hecho de que no se puede ya hacer algo, sus dos hijos, que habría querido desde siempre. Han sido secuestrados o asesinados.

Se culpaba tanto asimismo, que dejaba el trabajo a los aliados, ya habían recuperado Leningrado e iban a ir por Stalingrado.

Pobre URSS, sólo quiere a sus hijos de vuelta, maldecía tanto haberlos llevado a esta mini guerra por la ciudad.

" Hermanos Especiales."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora