CINCO.

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El lunes comienza como cualquier otro

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El lunes comienza como cualquier otro.

Con ganas de morir, que eso no falte nunca.

Como era de esperarse, Felix me espera en mitad del pasillo, con sus manitos entrelazadas y con una tierna sonrisa en sus labios.

Es tan raro, pero lindo.

En el momento en que lo conocí creí que simplemente nuestro encuentro iba a ser efímero y que se alejaría al instante. Pero para mis sorpresa fue todo lo contrario, incluso a pesar de que sólo habíamos compartido tres días de clases, incluyendo este mismo día, Felix y yo habíamos adquirido una buena... Confianza.

Si es que podemos llamarlo así.

Por otro lado, Jeongin seguía siendo igual de cuidadoso con sus palabras que el primer día y podía entenderlo, yo también soy igual.
Había algo en él que llamaba mi atención, siempre estaba pendiente a todo, intentaba mantenerse calmado pero se volvía muy evidente cuando estaba nervioso. Podría decirse que lo ví más de una vez corregir algunas cosas que hacía o decía Felix, casi como si no quisiera que su amigo cometiera un error.

Todos están locos, ya no tengo nada más que pensar.

—¿Qué hicieron el fin de semana? —pregunté en un intento de sacar algún tema de conversación mientras los tres nos dirigíamos a la cafetería.

Me sentí estúpido cuando los vi compartir una mirada confundida ante mi pregunta y por un segundo creí que quizás me había agarrado algún tipo de dislexia y dije algo completamente incoherente. Eso me suele pasar.

—¿Por qué haríamos algo el fin de semana?—preguntó Jeongin, claramente nervioso. Apartó su mirada tan rápido de mi que me sentí... Raro.

¿Es que en este lugar no hay fiestas o que pedo?
Bueno, tal vez ellos no suelen hacer nada los días de descanso.

—Ji, ya te dije que no estas en Londres. —responde Felix, ignorando por completo mi pregunta y el extraño comportamiento de su amigo.—Oh, Lee Minho volvió a clases, que bien.

Era notorio su sarcasmo. Sin querer terminé chocando miradas con el nombrado mientras nos dirigíamos a nuestra mesa.

«El chico nuevo...»

«...Piernas delgadas...»

«...bonitos ojos.»

«... Ojos de presa.».

¿Tengo ojos de presa?

Intenté ignorar su voz en mi cabeza pero aquello se siguió repitiendo toda la hora y fue demasiado incómodo.
Él no parecía querer apartar la vista de mi y cada vez que chocabamos miradas, comenzábamos una guerra que siempre terminaba perdiendo.

¿Quién podía sostenerle la mirada a ese chico?

¡Es aterrador!

Desvíe mi vista hacia otra parte un par de veces pero siempre terminaba en él.
Hasta que una nueva persona llamó por completo mi atención.

IN YOUR MIND [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora