IN YOUR MIND [BORRADOR]

VEINTINUEVE

Minho se fue a la mañana siguiente y siendo sincero aquello no me sorprendió en absoluto.
La noche anterior tuve que prestarle una colcha para que durmiera en el sofá de la esquina, por mucho que insistí en que no me molestaba que durmiera del lado de los pies, él se negó.
Aunque tampoco pareció haber dormido.

Seguía sin ánimos de salir de casa y con miedo de encontrarme áquel rostro que tanto tiempo había intentado olvidar. A pesar de eso, no sé qué fue lo que me motivo a salir de mi cuarto.

O quizás si sé. Pero me encanta hacerme el tonto.

El miedo me consume pero debo comprobar si lo que había pasado era real o sólo una simple alucinación por mis traumas.
Así que caminé a paso lento por los pasillos del lugar, sintiendo los pensamientos ajenos golpearme casi al instante. Me concentré en todos los rostros, sintiendo todo mi cuerpo tenso con temor de que uno de ellos sea suyo.

Los pensamientos no hablaban de mí, hablaban de un nuevo desaparecido pero yo no podía distraerme con eso, mi mente estaba ocupada buscando aquél par de ojos que habían arruinado mi vida.
Felix me vió a lo lejos, sonriéndome tímidamente antes de acercarse, no sabe como actuar ante mí, no sabe que hacer o decir con exactitud.

Sabe que algo pasa, sabe que no estoy bien pero no quiere incomodarme.

Él no va a preguntar.

Encontré a Jeongin en clases y a Changbin en la puerta de la cafetería, en donde me detuve con el corazón golpeandome fuertemente el pecho.

Era real, yo lo vi.

Debe estar por aquí, estoy seguro.

Siento mis piernas temblar y todo mi cuerpo suplicar que me fuera de ahí lo antes posible antes de tener una crisis.
Pero no lo hice, junté valor de abrir esa maldita puerta, viendo como los chicos se adentraban junto conmigo sin saber que pasaba exactamente por mi cabeza.

Ellos no saben absolutamente nada...

Busqué por todos lados, deslizando mi mirada de una esquina a la otra y analizando cada rostro que se me cruzaba, pero no lo encontré.

Él no está.

No hay nada. Ni un solo pensamiento.

—¿y Seungmin? —pregunto y la mayoría se encoge de hombros.—¿No vino?

Quiero verlo.

Este es un buen momento para oírlo decir cosas randoms.

—Al parecer no—Responde Jeongin.— Dijo que iba a estar ocupado estudiando pero no creí que faltaría a clases.

Comienzo a mover mi pierna inconscientemente.
En éste pueblo todo podía pasar, había revisiones todos los meses, las reglas debían seguirse al pie de la letra y la gente seguía desapareciendo.
Podría imaginarme a Seungmin gritando por su vida y nosotros aquí, simplemente almorzando como si nada hubiera pasado.