IN YOUR MIND [BORRADOR]

CIENTO SEIS.

«Jisung»

Abro lentamente mis ojos, intentando adaptar mi vista a la luz del día. Se siente calido, como si de repente las estaciones hubieran cambiado.
¿En qué momento me he quedado dormido?

Refriego mis ojos buscando al dueño de esa voz, pero para mi sorpresa, no me encuentro con Minho.
Él está en la alfombra, mirándome con sus ojos perdidos mientras la sangre no deja de escurrir por su cabeza.  Mi reacción es lenta, no puedo moverme por unos segundos, mi corazón se acelera y en cuanto me pongo de pie otra mano me sujeta de la muñeca con tanta fuerza que no puedo escapar.

—Tengo que sacarte de aquí. —La voz de Chris se adentra en mis oídos. He dejado de respirar, él abraza mi cuerpo en cuanto se percata de cuan confundido estoy.

Chris...

Es Chris.

Lleva una musculosa negra, con unos pantalones de igual color, su cuerpo muestra varios golpes y cortes.

—¿D-dónde estuviste?

«Jisung» sigue diciendo la voz de Minho en mi cabeza. Lo busco, lo busco por todas partes pero él no...

—Tengo que sacarte de aquí. —sigue repitiendo, parece que no ha dormido en semanas y su aspecto es un asco.

Estoy asustado.

—Tengo que alejarte de él.

¿Qué?

¿De qué habla?

—¿Chris dónde estuviste?

—Por aquí. —Susurra y sus ojos van al techo —O por allá.

¿Perdió la cabeza?

¿Qué está pasando?

Su agarre es fuerte. No me molesta, es Chris, pero todo se siente extraño.

«Jisung»

Mis ojos van a Minho sobre la alfombra. Mi hermano sigue jalando de mi brazo para sacarme de la habitación. Lo último que veo son los ojos perdidos de Minho, con su boca entreabierta mientras su ropa se llena de sangre, no hay que ser inteligente para saber que Chris lo ha atacado y yo no lo había visto hasta ahora.

Tengo que ayudarlo. Tironeo un poco pero Chris no me suelta, y sigue balbuceando cosas sin sentido.

—¿Dónde está Seungmin?

—Por aquí. —susurra, bajamos las escaleras mientras sus manos tiemblan sobre mi. —Por allá...

¿Qué demonios?

—De-debo volver, Min necesita mi ayuda.

—¡No!—Cierro mis ojos con fuerza, Chris jamás grita, siempre evita hacerlo. Muchas veces ha elevado la voz pero jamás me hubiera gritado de ese modo.—¡No puedes!