IN YOUR MIND [BORRADOR]

SESENTA Y NUEVE

Un ligero suspiro sale de sus labios mientras recorro con mi lengua su cuello, sus dedos se cierran sobre la tela de mi vestimenta, haciendo fuerza hacia adelante para pegar aún más— si es que es posible—nuestros cuerpos.
Hay algo en Jisung, algo que quieras tenerlo cerca todo el puto tiempo.

Sé lo frágil que es, tal vez de ahí viene mi enorme necesidad de protegerlo todo el tiempo, pero es Jisung, tecnicamente es un adulto. Él debe saber lo que hace, debe diferenciar lo que está bien y lo que está mal.

Él mantiene sus ojos cerrados mientras disfruta del pequeño movimiento que hago contra su cuerpo. Es magníficamente encantador, no lo negaré.
La manera en que su cuerpo y el mío se llaman mutuamente es...

Una jodida maravilla.

—Estás ebrio.—me recuerda en voz alta pero en un tono tan bajo y tímido que me fascina.

¿Por qué debería echarle la culpa al alcohol?
Ni siquiera debería, no debería echarle la culpa al alcohol por algo que quería hacer hace tiempo.

El alcohol sólo me ha dado la motivación.

—¡Ah!—los vellos de mi nuca se erizan cuando un gemido sale de sus labios, he mordido una vez más su cuello, admito que le he tomado el gusto.

Y también sé cuanto le gusta.

Su piel es tan suave que no quiero dejar de tocarlo. Deslizo mis manos por su pecho, bajando hasta su abdomen y subiendo la prenda de su pijama, su cuerpo se estremece y suelta un quejido por mis dedos fríos sobre su piel caliente.

—Minho...

Adelante.

... Dime que me detenga...

... Lo haré...

Haría cualquier cosa por ti.

Sus piernas se envuelven en mi cadera, atrapandome sin mucho esfuerzo mientras me mantengo sobre él. No sé en qué momento decidí que está era la mejor posición, tampoco sé en qué momento Jisung había abierto sus piernas para tenerme más cerca.

Sus dientes atrapan mi labio inferior con delicadeza, seguido lo suelta y pasa su lengua sobre él. Una acción que me ha copiado evidentemente.
No hago nada, me mantengo estático en esa posición viendo como él relame sus labios, la parte superior de su pijama está por encima de su abdomen por mi culpa.

Quiero.

Matarlo.

Contengo mis ganas de pasar mi lengua por sus abdominales, realmente debo contenerme.

Estoy volviendome loco.

Lo veo llevar uno de sus dedos a su boca, mordiendolo con algo de nerviosismo mientras sus pupilas dilatadas se detienen en mi, parece estar debatiéndose internamente.