CIENTO CUATRO

4.5K 676 277
                                    

No volvimos a hablar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No volvimos a hablar.

Él simplemente se disculpó esa noche y todo se volvió silencioso entre nosotros. No sé que hacer o decir, realmente no quiero incomodar más la situación pero sabía que se trata de algo de lo que debemos hablar.

No tengo problemas con los fetiches.

¡Todo el mundo los tiene!

¡Pero no ésta clase de fetiches!

No puedo juzgarlo, todos tienen algo que llama su atención, solamente que aquello me tomó por sorpresa.

Y vaya sorpresa...

La herida que se había provocado, como era de esperarse, ya sanó, dejó una pequeña marca que apenas se nota. Su humor cambió luego de esa noche, esta irritado, de mal humor, y de cierta forma aquello me recordó a los primeros días en que lo vi.

Minho...

Su cabeza vive pensando en que algo está mal en él, que no debió hacer aquello y menos sin avisarme, pero lo cierto es que no me siento mal por eso. Solo me tomó por sorpresa.

«No lo volveré a hacer»

Vuelve a repetir.

Lo vi golpear la bolsa de boxeo en la habitación de la tortura por horas, no parece cansarse de golpearla y por alguna razón pienso en que eso también es una forma de castigarse.

Minho...

Veo las pequeñas gotas de sudor bajar por su frente, recorriendo algo de su rostro, mojando su cuello y finalmente perdiéndose en su remera deportiva.
Es sexy, verlo enojado, golpeando esa maldita bolsa mientras su cuerpo se baña en sudor.

—Minho, tenemos que hablar.

«Ahora no»

—No te estoy preguntando.

Está a punto de volver a golpear la bolsa cuando se detiene por completo, mirándome con su ceño fruncido.

«¿Qué has dicho?»

Ay mi madre...

—Que no te estoy preguntando—Me armo de valor para cruzarme de brazos— Déja eso y ven a la sala, tenemos que hablar de lo que pasó. 

—¿Podríamos simplemente olvidarlo?—Habla desganado, como si quisiera ahorrarse todo eso.

No puedo simplemente olvidarlo.

No es así de fácil.

—Te espero en la sala.

Suelta un bufido, de esos que solía soltar cuando cruzaba miradas conmigo mis primeros días aquí. Como si no quisiera ni verme. Unos minutos después lo encuentro frente a mi.
Tiene la mandíbula apretada, se quita las vendas de sus manos concentrando su atención en eso mientras mi pie golpea una y otra vez el piso.

IN YOUR MIND [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora