08 | wolves

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Para desgracia de Megan tuvo que mudarse junto a Hayley y Klaus al complejo, donde anteriormente vivían Marcel y sus vampiros. Ninguna de las hermanas Marshall sabía algo de Elijah o de Rebekah, esta última tenía que darle bastantes explicaciones a Megan.

Ignorar a Klaus había sido fácil, Megan sabía que Klaus la evitaba. Quizá era por la pelea o porque simplemente no quería verla. A la loba tampoco le importaba tanto saber la razón.

Había sido sencillo evitarlo, hasta ese momento. 

Megan se encontraba sentada al lado de Hayley, quien era cabeza de mesa, por lo demás estaba rodeada de vampiros, antes leales a Marcel, quien también estaba, y ahora leales a Klaus.

Klaus hizo un brindis que realmente la castaña no escucho, tampoco prestó atención cuando los camareros se cortaron las venas para llenar las copas de los vampiros, y mucho menos escucho el discurso del híbrido.

Sus oídos volvieron a conectar cuando la mencionaron.

— ¿Y ellas qué? Las lobas. —dijo un chico moreno que Megan reconoció como amigo cercano de Marcel.

— ¿Tienes algún problema con nosotras, chupasangre? —le preguntó agresivamente la menor de las Marshall con muy poca amabilidad.

— Solo pregunto lo que todos piensan.

— Si me hubieras dejado acabar, Diego, sabrías que hay otro tema que me parece importante abordar. Como muchos sabréis, la chica lleva a mi hijo en su vientre, por desgracia la hermana viene en el mismo pack. Confío en que todos las tratareis con el debido respeto. Sin embargo tengo entendido que a algunos os preocupa, ese rumor malicioso de que pretendo usar la sangre de nuestro hijo para crear híbridos. —le puso la mano en el hombro a Hayley.— Os aseguro que no es así.

— El padre del año. —murmuró sarcásticamente la embarazada.

— Seguro que se ha preparado el discurso frente al espejo. —bromeó la chica Marshall.

— Veo que tendré que ganarme vuestra confianza. Muy bien. Acabare para siempre con vuestra inquietud. Porque sería imposible crear más híbridos si no quedaran más hombres lobo en el pantano a los que convertir.

— ¿Qué? Klaus, no. —dijo Hayley

— Lo mato.

Megan se levantó de la silla y caminó hacia Klaus pero Marcel impidió que hiciera nada agarrándola de la cintura y caminando hacia atrás.

— Comed, bebed y pasadlo bien y os sugiero que mañana salgáis a la caza de hombres lobo. Adelante. Divertíos. Matadlos a todos.

...

— ¡Marcel déjame salir! —la loba pateó la puerta con fuerza pero esta no se abrió.

— No puedo, son órdenes de Klaus. —le respondió el moreno tras la puerta.

Megan juraba que si escuchaba el nombre de Klaus otra vez su cerebro explotaría. La castaña se llevó una mano a la boca intentando acallar un sollozo, sin aguantar más se deslizó por la pared y se abrazó a sí misma, por fin liberando las lágrimas, las emociones oprimidas, el dolor, la impotencia y la rabia.

Desde que el primer día que estuvieron bajo la custodia de los Mikaelson la vida de Megan se había ido agrietando cada vez más. Mucha gente atentaba contra la vida de Hayley, quien era la única persona a la que Megan tenía en el mundo, y la de la bebe, y la chica no podía evitar sentirse impotente al no poder hacer nada.

Porque los problemas que se venían eran más grandes que ella y que todos. Sentía rabia por cómo se comportaba Klaus, y más rabia aún al darse cuenta de que le importaba un poco con la poca importancia que él le daba a ella.

CURSED BLOOD | KLAUS MIKAELSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora