20 | moon stones

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Ambas hermanas se miraban sin saber que decir, a pesar de que las dos tenían algo que contar.

— Empieza tu. —opino Megan.

— ¿Por qué?

— Porque eres la mayor.

— No quiero. —se negó Hayley.

— Haly hablaaaaa

— Empieza tu Meg.

La menor negó con la cabeza.

— Lo tuyo no es peor que lo mío, te lo aseguro. —comentó la no embarazada.

— Lo dudo mucho.

Las mellizas suspiraron, las dos negándose a ser la primera en hablar.

— Vale, lo decimos a la cuenta de tres. —ofreció la mayor.

— Estupendo. —musitó la castaña.

— Uno...dos...tres. —contó Hayley.

— ¡Me bese con Klaus!

— ¡Bese a Elijah! —dijo la embarazada a su vez

— ¡Mi ship se hace realidad! ¡Arriba Haylijah!

— ¡¿Con Klaus?! —volvió a gritar la embarazada a la vez que su hermana.

Megan comenzó a abanicarse con la mano, Hayley hizo lo mismo. Al fin y al cabo, eran mellizas.

— Voy a desmayarme. —murmuró la menor.

— ¡Yo si que voy a desmayarme! ¡Te besaste con Klaus!

Megan se tiró a la cama boca abajo mientras que Hayley seguía con una mueca de incredulidad.

— Ya lo sé. —dijo contra la almohada.— No me lo recuerdes Haly. Lo detesto con todo mi ser.

La mayor frunció el ceño, confusa.

— ¿Entonces porque te besaste con él?

— ¡Porque...no lo sé! —respondió frustrada.— Creo que me gusta, pero no quiero que me guste. No puede gustarme. —dictaminó.

— Meg, no escoges de quien te enamoras. —le dijo su hermana.

— Lo sé, pero no me conviene. —Megan suspiro.— Klaus Mikaelson no me traerá cosas buenas.

— ¿Y Mattia si? —preguntó con curiosidad Hayley.

Megan sonrió al pensar en el pelinegro, después dejó caer la cara en la almohada, de nuevo.

— Le gustas. —hablo Hayley otra vez.— Veo la forma en que te mira.

Megan soltó un quejido lastimero.

— ¿Por qué tiene que ser el amor tan problemático?

— No lo sé. —contestó la embarazada mientras se acomodaba en la cama con su hermana.

. . .

Las mellizas estaban nerviosas, Jackson, Mattia y Oliver deberían haber llegado hacía tiempo. Hayley estaba preocupada por Jackson y Megan por Mattia, realmente a nadie le importaba Oliver.

— Al parecer, nuestros lobos se han perdido. —le dijo Elijah a Klaus por teléfono.

— Deberían haber vuelto hace horas. —agrego Megan.

— Hay que encontrarlos. —habló el original otra vez.

Megan escuchó con atención lo que decía Klaus, que decía que la persona que sería capaz de secuestrar a sus aliados era la que más tenía que perder.

CURSED BLOOD | KLAUS MIKAELSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora