CURSED BLOOD | KLAUS MIKAELSON

11 | bye, Davina.

Megan vio como Marcel entraba a la habitación de Davina, quien ya estaba de vuelta sana y salva. La loba suspiro, sabiendo que el moreno no acabaría bien parado, y efectivamente, segundos después se escuchó un gran golpe contra la pared en la que la castaña estaba apoyada.

La chica entró en la habitación como burro por su casa y miro a Marcel.

— Largo, yo me encargo.

— No, yo puedo.

Megan levantó las cejas, advirtiendo a Marcel que no la cuestionara. El vampiro suspiró y salió de la habitación.

Davina miro mal a Megan.

— ¿Qué quieres? Si crees que voy a hacerte algún favor estás mal de la cabeza.

La loba levantó la mirada hacia la adolescente mientras recogía lo que anteriormente la bruja había tirado al suelo.

— ¿Tan imposible piensas que es que alguien se preocupe por ti genuinamente? —preguntó Megan.

La adolescente no supo qué decir. La loba dejó la bandeja con comida encima de la cama de Davina.

— Come un poco, te vendrá bien.

— No tengo hambre.

— ¿Desde hace cuánto que no comes?

— Desde que Klaus mato a mi mejor amigo

Megan miró a Davina.

— Deja de mirarme con lástima.

— No es lastima, Davina. Se como te estás sientes.

— No, no lo sabes.

— Mi mejor amigo también murió. —confesó la loba.— Se que estas triste, dolida y posiblemente te sientas impotente por no haber podido hacer nada pero. . .

Megan se paralizó cuando Davina la abrazó, sollozando. La castaña le devolvió el abrazo y dejo que la adolescente se desahogara con ella, justo como Megan lo hizo en su día.

Sin embargo la bruja comenzó a toser descontroladamente, y de un momento a otro comenzó a escupir tierra.

— ¡Klaus! ¡Marcel! ¡Ayuda! —gritó Megan mientras le sujetaba el pelo a Davina.

— ¿Qué demonios? —preguntó desconcertado Klaus.

De un momento a otro el suelo empezó a temblar, la casa a sacudirse y las cosas a caerse. Klaus y Marcel salieron de la habitación, Megan no, ella se quedó con Davina.

Los temblores pararon cuando Davina cayó desmayada.

. . .

— Es de locos, ¿Cómo puede una cría hacer temblar todo el barrio francés? —preguntó Klaus.

— La he visto sacudir la iglesia, pero nunca nada parecido. —dijo Marcel.

Megan entró en la sala bajo la atenta mirada de los tres mosqueteros.

— Esa chica a la que llamáis cría y estáis subestimando es la bruja más poderosa que jamás haya existido. —les recordó la loba mientras se servía un vaso de Whisky.— Que además percibe cuando alguien hace magia. ¡Ah, y que absorbió el poder de tres brujas muertas el día del ritual de la cosecha!

— ¿A dónde quieres llegar, Megan?

— A que estaba claro que eso le iba a pasar factura. Uno no se libra de eso sin salir inmune, sobre todo teniendo a todas las brujas en contra suyo, ya sean vivas o muertas.