CURSED BLOOD | KLAUS MIKAELSON

16 | jealousy

Era la primera vez que Megan se transformaba en un sitio abierto, siempre había sido en desvanes o sótanos, pero esta vez será distinto. Hoy era la noche en la que el linaje de las hermanas Marshall se volverían humanos para siempre, y Megan estaba que echaba felicidad por los poros, tenía muchas ganas de que acabara la luna llena para poder conocerlos a todos.

Hayley le acaricio la espalda a su hermana mientras los lobos comenzaban a rodearlas, poco después salió la luna, al contrario que todos, Megan se transformó. Mentiría si dijera que no se sentía bien, correr en su forma lobuna era definitivamente, una de las mejores cosas que había hecho hasta ahora.

Horas más tarde se levantó del suelo, dolorida y desnuda. La loba caminó hacia unos árboles, donde había dejado su ropa anteriormente, cuando se la puso caminó lentamente hacia la zona donde estaba su familia.

— ¡Meg lo hemos conseguido! —exclamó Hayley nada más verla.

Las hermanas se abrazaron con felicidad, se separaron y Hayley se fue mientras un chico se acercaba a ella.

— Tú debes ser Jackson. —dedujo la loba menor.

— Y tu Megan.

Ella rodó los ojos.

— No hagas como que no me conoces. —pidió.— Me sacaste del sótano el mes pasado.

— Si, eso.. no es nada.

— Oh, venga. —exclamó.— Si no hubiera sido por ti en estos momentos sería loba a la parrilla.

Él sonrió.

— No es nada.

— Me da igual que tu pienses que no es nada. —afirmó.— Quería darte las gracias. —dijo con una pequeña sonrisa, pero seriamente.

Ella lo abrazó, sorprendiéndole, pero le devolvió el abrazo.

— Me voy a socializar con nuestra familia, ¡Adios! —Megan se alejó.

Hayley se acercó a Jackson.

— ¿Primeras impresiones?

— Es muy... —el lobo no sabía las palabras concretas para definirla.

— Intensa, sarcástica, alegre...

— Si, todo eso. —confirmó riendo.— Sois muy diferentes.

— Lo sé, pero nos complementamos. —aseguro.— No hay Hayley sin Megan, y no hay Megan sin Hayley.

. . .

Megan daba saltitos y animaba a dos lobos que se estaban peleando, era una pelea amistosa, básicamente estaban estableciendo una jerarquía. Todos los lobos estaban expectantes a quien acababa ganando, quien ganaba era el alfa.

Megan no estaba muy conforme con tener a alguien que le diera órdenes, como hacía un alfa, por lo que se planteó patearle el culo a todos los lobos y ser ella la loba alfa. Pronto desechó la idea, le gustaba más ser independiente y no seguir las normas de nadie.

— ¡Siguiente! ¡Vamos! —exclamó alguien cuando un lobo ganó a otro.

Un chico rubio entró en el círculo, Megan supo que era Oliver, el chico con el que Rebekah se había enrollado, menos mal que Hayley la había puesto al día. El rubio daba buenos golpes, no mejores que los de Megan pero era bueno peleando.

Cuando anocheció todos entraron al cobertizo, donde había una mesa muy alargada, formada por bastantes mesas, cada grupo de lobos hacía una cosa.

— ¿Eres la hermana de Hayley? ¿Verdad? —preguntó el rubio mientras él y Megan ponían la mesa.