CURSED BLOOD | KLAUS MIKAELSON

iv. Hayden

tw: vais a querer un Klaus Mikaelson

Los gritos de Megan eran lo único que se escuchaban en todo el complejo, o en todo Nueva Orleans posiblemente. La embarazada tenía una ligera capa de sudor en todo su cuerpo y un gran dolor se posicionaba en la parte baja de su abdomen.

Megan era buena soportando el dolor, dado las veces que se había convertido en lobo, sin embargo el dolor que estaba sintiendo en ese momento era, en su opinión, inhumano.

La castaña estaba en su habitación de cuclillas agarrada a un extremo de su cama. Freya anteriormente la había cambiado para ponerle un camisón, dado que llevaba el vestido de la fiesta cuando el dolor comenzó.

El dolor de Megan cesó, como había pasado un par de veces a lo largo de las tres últimas horas, sin embargo, no duraba mucho. Megan utilizaba ese tiempo simplemente para respirar e intentar sobrellevar el dolor, aunque no lo conseguía en absoluto.

Hayley, quien llevaba junto a su hermana todas esas horas, le limpió la frente, percatándose en el acto de que su temperatura no era normal. Freya entró en la habitación con un libro en las manos.

— Freya. —llamó su atención Hayley.— Tiene la temperatura por los aires.

Freya miró a sus hermanos; Elijah y Klaus permanecían al margen pero alerta.

— Que alguno de los dos la coja, llevadla a la bañera, hay que mojarla.

Nada más escuchar esas palabras Klaus camino con rapidez hacia Megan quien acababa de comenzar a gritar otra vez, la cogió al estilo nupcial y la llevó al baño.

Sin mediar palabra se metió a la bañera y se sentó en ella, acomodando a Megan entre sus piernas y encendió el agua, dejando que cayera sobre ambos. Mega dejó escapar un jadeo de alivio al sentir la tibia agua sobre todo su cuerpo.

El dolor de Meg disminuyó sin embargo seguía siendo tortuoso. La embarazada se llevó las manos a la parte baja de su barriga intentando en vano que cesase el dolor, Klaus acarició el vientre de Megan con sumo cuidado hasta llegar donde estaban sus manos, colocando las suyas sobre las de ella en un intento de reconfortar.

Elijah observándolos sintió un deja vú.

— Duele. —lloriqueo Megan mientras de sus ojos caían lágrimas.

— Pasará, bonita. Lo prometo.

Después de un rato y de que Klaus se cerciorará unas siete veces de que Megan no tuviera fiebre la llevó a la cama sin importarle que estuviera mojada.

Al intentar dejarla en la cama Klaus se dio cuenta de que Megan estaba agarrada con fuerza a su camiseta y no daba señales de soltarla en absoluto, por lo que tuvo que tumbarse con ella en la cama.

— Creo que se algo que puede ayudarla, pero...—Freya fue interrumpida.

— ¿Va a ayudarla? —preguntó Hayley.

— Si.

— Entonces hazlo.

Freya asintió antes de irse.

. . .

Cuando Freya volvió a la habitación Megan ya había vuelto a gritar del dolor. La bruja le tendió una taza a Klaus.

— Haz que se lo beba. —pidió.

Klaus incorporó a Megan con sumo cuidado y la apoyó contra él. Mientras esperaba que el dolor finalizara, Klaus le acarició el pelo, le limpió el sudor de la frente con una toalla y le susurro palabras reconfortantes.