32 | the preparations

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Aiden dejó una cantidad bastante grande de anillos de luna en la mesa.

— Aquí están todos. —miro los anillos.

— Es lo mejor. —aseguró Megan.

— Para ti es fácil decirlo. —se quejó Aiden.— Eres un híbrido. Yo vuelvo a transformarme cada luna llena. Y si vuelven los lobos fieles a Finn, nos van a destrozar. —suspiro.— Así que decidme, ¿cuándo es la boda?

— En diez días. —Mattia sonrió.— Después el poder de Lea será vuestro.

— La luna llena ya no os controlará más. —Megan pasó un brazo por los hombros de Aiden.— Haz que corra la voz. Todo lobo que quiera sumarse debe estar aquí para dar testimonio de la boda.

— Yo me encargo. —Aiden se cruzó de brazos.— ¿Qué vais ha hacer vosotros?

— Te parece poco que vayamos a casarnos. —comentó la hibrida con sarcasmo.

Aiden rodó los ojos.

— Vamos a reunirnos con una anciana. —respondió Mattia mirando a Megan.— Necesitamos a un lobo de la vieja escuela para celebrar la boda. Y luego están las pruebas. —Meg frunció las cejas con preocupación.— No te preocupes. Habrá juramentos, pruebas de confianza y fumaremos cálamo azul con una pipa de la paz. Pan comido.

La castaña sonrió, seguía preocupada pero no lo mostró.

— Que tengáis suerte. —deseo Aiden antes de marcharse.

La híbrida giró 180 grados hacia Mattia.

— ¿Sabes donde encontrar una anciana?

— Eso depende. —sonrió de lado.— ¿Te apetece conocer a mi abuela?

. . .

Megan bufó cansada.

— ¿A pie hasta Baton Rouge? A quien se le ocurre. —se quejó.

— Bah, ya no queda nada. —la miro.— ¿Nerviosa?

— Quizá un poco. Después de todo es tu abuela, tu familia.

— Técnicamente es la abuela de Jackson, pero tras lo de mis padres fue ella quien se hizo cargo de mí.

— Suena a buena mujer, espero caerle bien.

— Le suelen caer bien las chicas que traigo. —bromeó.

Meg levantó las cejas.

— ¿En serio? —el asintió.— ¿Y a cuantas chicas le has presentado exactamente?

El río.

— Nunca he llevado a ninguna. O sea que le causarás buena impresión porque no tiene a ninguna loca con quien compararte.

— Lo más probable es que yo sea la loca. —admitió.— Se me dan bien los ancianos... y los bebés también. Solo se me escapan los que hay en medio.

— Hubieras sido buena tía.

Megan se estremeció.

— Nunca lo sabré. —sonrió pretendiendo que no mentía. Pretendiendo que su sobrina estaba muerta y que no la echaba muchísimo de menos a pesar de haberla visto hace dos dias.— Suerte que aun me queda mi don con los ancianos.

— Eso es muy bonito, pero llegáis tarde. —dijo una anciana caminando hacia ellos.

Megan la analizó. Pelo blanco por los hombros, ojos azules y nariz respingona. La nariz de Jackson.

CURSED BLOOD | KLAUS MIKAELSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora