Cold Feelings || [ Binwoo +18 ]

Capítulo 85

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« Décimo Acto: Final »

« Sujeto: Lee Dongmin »

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"El final, solo es el comienzo de algo nuevo."

Namjoon alzó el arma, su mano temblorosa pero determinada, y el disparo rasgó el silencio de la noche como un trueno en medio del abismo. El eco retumbó en el pasillo oscuro de la escuela, pero Dongmin reaccionó en un instante. Su cuerpo, afinado por años de supervivencia en las sombras, giró bruscamente. La bala apenas rozó su chaqueta, arrancando un trozo de tela que se desintegró en el aire, liberando un leve rastro de plumas que flotaron como si el tiempo se hubiese detenido.

Su respiración era un torrente desbocado, el pulso martillándole en los oídos mientras el instinto lo mantenía alerta. No necesitó mirar atrás; sabía lo cerca que había estado de la muerte. Por un instante eterno, sus ojos se cruzaron con los de Namjoon: fríos, llenos de odio, y decididos a terminarlo todo. La cacería había comenzado.

El choque entre ambos estalló en una frenética persecución, casi animal, a través del laberinto de estantes y cajas que formaban un almacén sombrío. Los pasos resonaban sobre el cemento, cada impacto marcando un compás frenético, mientras sus voces llenas de ira y resentimiento desgarraban el aire.

—¡Siempre lo supe! —gritó Namjoon, su voz cargada de rabia y desesperación—. ¡Tú destruiste mi vida, Dongmin!

—¡No sabes nada de mí! ¡Todo lo que hice fue para sobrevivir!

Las palabras chocaban como golpes invisibles, cada una clavándose más profundamente que cualquier herida física. Namjoon, empapado en sudor y con la mandíbula tensa, intentaba sofocar el fuego de su ira. Dongmin, con lágrimas contenidas y el rostro endurecido por la desesperación, seguía adelante, resistiendo a pesar del peso de sus propios pecados.

—¡Eres un monstruo! —rugió Namjoon, su voz reverberando como un juicio inexorable—. ¡Nunca debiste escapar de la justicia!

—¡La justicia no existe! —sus palabras son un reflejo de su desesperanza.

La tensión en el aire es palpable, como un cable eléctrico a punto de chasquear. Los dos continúan su enfrentamiento, cada uno lanzando golpes y esquivando con una precisión casi sobrehumana. La persecución los lleva a través de pasillos oscuros y rincones olvidados del almacén, cada paso una batalla por el control y la supervivencia.

—¡Nunca entenderás lo que hice ni por qué! ¡Tu mundo es demasiado pequeño para comprenderlo!

—¡No quiero entenderlo! ¡Eres un criminal, un cobarde que se esconde tras sus mentiras! ¡No hay nada más patético que eso!

Dongmin sintió cada palabra como un puñal directo a su alma, pero no dejó que lo detuvieran. Sabía que Namjoon nunca lo creería, ni siquiera él lo haría si no estuviera viviendo esa pesadilla.

—¡No son mentiras! —exclamó con desesperación, esquivando una pila de cajas al doblar una esquina—. ¡Rudeus ha estado ahí todo el tiempo! ¡Él los mató, no yo!

Mientras corría, entre las sombras vio aquella figura. Rudeus emergió por un instante detrás de un estante, su sonrisa torcida y su presencia oscura llenando el lugar. La sombra creció, oscureciendo el rincón del almacén y obligando a Dongmin a retroceder un paso, helado por el miedo.