Cold Feelings || [ Binwoo +18 ]

Capítulo 52

●❯──────｢ El protagonista｣──────❮●

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Lee Dongmin yacía bajando por las escaleras mientras tarareaba una canción alegre. Antes de salir de la habitación se había dado un relajante baño caliente apagando todos sus dispositivos para no recibir ningún mensaje o llamada.

Odiaba a la gente que era como Wonho, y demasiado. Esos que nacieron en cuna de oro y que simplemente se creen demasiado por tener dinero. Pues adivinen qué, si le dinero realmente importara y haría un cambio en las personas, no todos tendríamos el mismo final. La muerte.

En su mano derecha estaba el maletín que Wonho le había entregado con todo el dinero. Si que pesaba, pero ahora tenía que pensar en qué gastarlo. Diez millones de dólares es demasiado, quizá solo gaste una pequeña cantidad para algunos lujos y luego cuando cumpla la mayoría de edad los comience a invertir.

Eran aproximadamente más de la siete, y el sol ya se había ocultado completamente. En su mano izquierda sostenía una de las mangas de su mochila, y en su cabeza traía un gorro negro que a Wonho se le había olvidado.

El sexo que había tenido con él había sido de los mejores, no lo iba a negar. Pero había algo... algo que no lo convencía de todo.

Pues en su mente solamente estuvo una sola persona, Moonbin.

¿Qué estará haciendo ese tonto ahora?

Sonrió tímidamente pensando en las bobadas que anteriormente hizo para sacarle una sonrisa cuando estaba en cama. Moonbin no era normal, en lo absoluto, pero eso era lo que lo hacía especial para Dongmin de alguna manera.

Terminó de bajar el último escalón llegando así al primer piso. La razón por la que no quiso usar el ascensor es... algo personal.

Se dirigió hacia el almacén, pasando desapercibido por todas esas personas las cuales estaban pegadas a sus celulares por la reciente noticia del cantante. Abrió la puerta, encendió la luz y se dirigió hacia la puerta por la que entró por primera vez al edificio.

Tiró de ella, recibiendo el aire del exterior inmediatamente y viendo la pared del callejón. El suelo estaba mojado y algunas gotas de lluvia estaban cayendo. No era mucha, así que no había necesidad de un paraguas.

Dio un paso hacia afuera e inhaló el aroma. Dios, como amaba el aroma a petricor, era definitivamente su favorito.

Sonriendo, juntó la puerta tras de sí la cual era la única que le otorgaba algo de luz en el exterior pues el callejón estaba oscuro. Suspiró y comenzó a caminar hacia la derecha, pues ahí estaba la salida.