Capítulo 11.

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Ignati.

Las emociones no eran lo mío, pero está rara sensación que sentía en mi pecho me frustraba en grandes cantidades. Primero viendo a Jade como estaba, se que parece que estuviera bien, sonriendo, como que nada pasó, pero la conozco y se que detrás de esa máscara se esconde su dolor. Segundo todavía no encontraba la forma de hablar con ella con respecto a que Donovan está con vida y fue el causante de nuestro atentado, ni siquiera se como podría reaccionar sobre esto y por último mis palabras a Ellie, no debí ni decirle esas cosas, solo que tampoco puedo olvidar lo que le dijo a Jade.

Esa chica sin dudas no es la misma que conocí cuando tenía doce años.

Con Ellie nos conocimos hace más de quince años, en ese tiempo teníamos doce y ella fue la que me integró a su grupo de hermanos y primos. No voy a decir que me enamoré a esas edad, pero si que quede encandilado a esa dulce niña de lindos ojos azules. La vida nos siguió uniendo, venía a verla, fuimos la primera vez uno del otro y ahí nos volvimos inseparables, hasta que de la noche a la mañana le empezó a molestar mi distancia, mi trabajo, la mafia y el tema del club del sexo que era obligado a contolar.
Que controle no significaba que también me gustará ser parte de ese mundo o que estaba teniendo sexo, ni siquiera me agradable ese club, pero Ellie vino con la idea de experimentar con otras personas. No quise oponerme, tenía todo su derecho estar con otro hombre y es ahí cuando Jade entra definitivamente en mi vida. Esa chica de dieciocho años no es nada parecido a la mujer en que se convierto ahora.

Tengo un conflicto, amo a las dos, porque ambos son partes fundamentales de mi vida.

Jade no tendría problemas que Ellie este en nuestra vida, como si fueramos una relación de tres, solo que a la terca Salvatore dudo que le guste este concepto de relación. Repudia la manera de sus hermanos en visualizar una relación, a mi directamente me tiraría algo por la cabeza si tan solo digo que las quiero a ambas para mí.

— ¿Se lo dijiste? — me pregunta Sasha ingresando en la cocina.

— No todavía — reconozco tras un largo suspiro.

— Tienes miedo a que te deje para correr a sus brazos — ironiza mi primo.

— Podría ir a sus brazos, la dejaría libre si eso quisiera, pero conozco demasiado bien a Jade y se que irá directo a querer matarlo de nuevo. Además no queremos que nunca sepa sobre él — comento llevando la taza de café a mis labios.

— Ese secreto de ustedes tiene que terminar, porque es su debilidad y debe salir a la luz dejando en claro las cosas — determina.

Lo sé.

Mi padre, Danna incluso mis hermanas y Sasha saben de su existencia. Creo que nuestro mayor problema es cuando estemos enfrente de Geronimo Ferrara.

Ni quiero imaginar ese momento.

Con el tema del cáncer terminar de Gina Ferrara, la actual lider de 'Ndrangheta, Jade debe empezar a prepararse para tomar ese poder. Lo que conlleva a que se radique por completo en Calabria y por ende no va a dejar que Valentino este lejos de ella.

— Debo ir a Calabria. Tenemos pensado decirle a Gerónimo — comento.

— Gerónimo dará un grito al cielo — determina Sasha.

Me quedo en silencio porque escucho unos pasos acercarse. De reojo veo entrar a Mackenzie que arrastra sus pies y luego envuelve sus brazos sobre el cuerpo de mi primo.

— Buenos días, cariño — la saluda dejando un beso en su mejilla.

— Quiero fresas — dice.

Miro a Sasha que me observa y yo me encojo de hombros sin saber. Que le de las fresas y terminaba con el problema.

La Fórmula Perfecta ( 7° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora