Capítulo 26.

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Ellie.

Mi familia dice que fueron días difíciles, que estuve inestable y demasiado agresiva con ellos, pero en mi defensa no me sentía bien, ahora las cosas son diferentes, lamentablemente mis padres me trajeron a su casa para controlar mi vida porque eso están haciendo. Tengo horarios para todo incluso mi madre era mi jodida sombra siguiendo mis pasos y controlando que tome esa maldita medicación, que inhiben todas mis capacidades de creatividad, además hacien mal a todo mi cuerpo porque al ser intolerante a la lactosa todo fármaco me destrozaba.

Los laboratorios podrían tener consideración a nosotros y podrían creer medicamentos que no tengan lactosa por nuestro bien. Pero volviendo a mi punto, tomar esos medicamentos me inhiben completamente, no puedo crear, siento todo mi cuerpo lento y pareciera que viviera en cámara lenta.

Es agónico.

Demasiado agónico vivir de esta forma.

Mis padres solo me habían dado una libertad por quince días, porque luego de la boda de Mackenzie y Sasha, mi internación es eminente, después de todo soy la loca a que nadie comprende, pero es al revés son todos ellos que no comprenden mi vida. Por eso debía soportar todo este control, ni que fuera una niña de ocho años, sino que tengo veintisiete años, puedo tomar mis propias decisiones, solo que está vez la hicieron bien porque pusieron a la ley de por medio inhibiendo todos mis derechos, al intentar matarme, al parecer se pierde toda facultad para controlar la vida de uno.

Maldito sea el día que nací en esta familia.

— Bruja — pasa mi sobrina por mi lado.

— Sapo — contesto.

La niña lleva sus manos a su boca y se ríe, provocando que enarque una ceja, encima debo soportar a esta odiosa niña.

¿Algo más para volverme loca?

— No soy un sapo, soy una hermosa princesa — afirma girando haciendo volar su vestido color púrpura.

— Eres un sapo que se cree princesa — acoto molesta.

— Sapo que se puede convertir en princesa, las brujas siempre son brujas — afirma.

Odio a esta niña malacriada.

— Buenos días — saludan.

— ¡Bisa! — chilla la niña al ver a mi abuela Catalina ingresar en la cocina donde me encontraba tomando ese espantoso te de hierbas que mi madre preparó.

— La pequeña princesa — la saluda tomando entre sus brazos.

Como la niña no va a creer que es una princesa si todos la tratan de la misma forma, es una princesa malcriada por toda la familia.

— Hola Ellie — dice besando mi cabeza.

— Buenos días abuela.

— ¿Me ayudarías en algo? — consulta.

Achino mis ojos, no quería hacer nada, pero a ella no podía negarle absolutamente nada de lo que pueda pedirme.

— Vamos al jardín estaremos más tranquilas — digo queriendo sacar a esa insoportable niña de mi camino.

— ¡Quiero! — chilla Minerva.

— Ven cariño — interviene Viktoria al llegar a la cocina.

— Mami — se queja la niña.

— No hagas fuerza, nieta — habla mi abuela en dirección a la esposa de mi hermano. — todavia tu embarazo sigue siendo de riesgo y cargar a Mine es demasiado para tí — acota.

La Fórmula Perfecta ( 7° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora